
He de reconocer que el Manifiesto sanchista, un monumento a la hemiplejia intelectual y moral de una izquierda decrépita, me ha dejado atónito. Compruebo, una vez más, cómo en la España en la que mandan los golpistas separatistas con la más que remozada ETA inclusa y la izquierda cómplice los hechos ya no importan, hasta el punto que, no sólo se seleccionan a gusto del artista, sino que se ocultan y se niegan con la desfachatez más siniestra. Me parece increíble que lo que se ve simplemente a la luz común del día pueda oscurecerse o sepultarse de forma deliberada y amoral.
Es tal su caudal de mentiras cochinas que me referiré sólo a las dos que lo inauguran. Las primeras líneas se refieren al "ataque, desde todos los frentes conservadores y reaccionarios, al Gobierno de coalición progresista y su presidente se asemeja más a una conspiración para derribar a un gobierno legítimo, que a la crítica política propia en un sistema democrático."
No les conviene destacar que el primer y decisivo ataque que sufrió Pedro Sánchez procedió de las propias filas socialistas hasta el punto que lo defenestraron de la secretaría general, a la que accedió con malas artes como ahora sabemos, siendo la razón principal de su caída el proyecto de su pacto con separatistas, beatos o violentos, y con el neocomunismo bolivariano, exactamente lo que hace ahora, mintiendo a todo el país de forma descarada.
No se sabía entonces nada de prostíbulos, de saunas gay ni de puteríos sistemáticos. Lo único que se conocía es que engañó a Susana Díaz para machacar al candidato de la vieja guardia, Eduardo Madina, haciéndola creer que respetaría su liderazgo nacional, promesa que incumplió a la primera de cambio. Ahora sabemos lo del dinero del suegro, lo de las urnas falsas y muchas otras cosas. Entonces, no. Lo que se conocía era su intención de hacer lo que ha terminado haciendo, un proyecto de una España rota y roja al servicio de no se sabe quiénes.
Poco después, todavía en el primer párrafo, se asegura que "la vandalización de las sedes de los partidos de izquierda recuerda las agresiones fascistas de épocas pasadas". Ni una palabra sobre la vandalización de las nucas y los cuerpos de casi mil españoles por los caníbales de ETA (que en el montaje han sido eliminados por "demócratas") y, obviamente no mencionan los ataques a sedes del PP y, sobre todo, de Vox en los últimos años. De otras épocas pasadas, voy a callarme por decoro moral.
El daltonismo dicromático de sus firmantes es de consulta urgente. Han cancelado la experiencia de millones de personas testigos de cómo el PSOE y los separatistas han insultado y acosado al PP desde 1982, muy especialmente desde 2017. Por mencionar algo, recordemos el asedio a la sede del PP en 2004 tras el miserable atentado terrorista del 11-M, aprovechado para culpar al gobierno de Aznar de haberlo provocado, algo inaudito.
Pero centrémonos en los atentados contra Vox, un partido democrático y legal que no ha matado a nadie, sobre los que demasiados callamos. Pero ya está bien. A 4 de septiembre de 2020, Vox había registrado un número considerable de incidentes desde su fundación en diciembre de 2013: 181 acciones "antifascistas" dirigidas contra el partido, 42 ataques a sus sedes a nivel nacional, más de 100 denuncias por amenazas de muerte y 93 denuncias formales por vejaciones y agresiones. Desde el año 2020 hasta el momento, las agresiones no han disminuido.
Desde el 6 de febrero de 2021, día que en Vic decenas de manifestantes lanzaron piedras, huevos y petardos contra los coches de Ignacio Garriga y Ortega Smith con heridos y daños varios, hasta julio de este año (de Vidal QuadraS ni hablamos), con el acoso a la caseta de la feria de Vallecas, pueden contabilizarse otros muchos, sobre todo en Cataluña, País Vasco y Madrid (en 2024 amenazas de bomba y ataques vandálicos en Mondragón y la sede de Vox en Barcelona). No menos de 150 ataques graves en 10 años ha sufrido el partido de Santiago Abascal. Consúltese lo que se quiera, incluso la Inteligencia Artificial, cualquiera de sus versiones.
Cuando se decide ser tuerto tapándose el ojo derecho para no ver sino con el izquierdo, no se ve la realidad, sino la parte de ella que se quiere ver. Cuando tal insulto a la razón se hace desde la ignorancia, qué se le va a hacer. Pero que desde la izquierda (y no sólo ella), dicen ellos que culta, moral y superior, se deforme y falsee de este modo descarado es descorazonador para una convivencia tolerante que se funda siempre en el respeto a los hechos, a los otros y a los argumentos falsables. Esto sólo en el primer párrafo.
Por si faltaba algo, entre los firmantes se encuentra Manuel Chaves, al que destaco por su abuso despótico y corrupto (impago de préstamos de Cajas, enchufismo desatado, regalos millonarios a la empresa que contrató a su hija con dinero andaluz, de hijo comisionista "de la Junta", perseguidor de periodistas y maestro de ceremonias de los ERE), entre muchas miserias morales y políticas en una Andalucía a la que mantuvo casi dos décadas en los últimos puestos de bienestar de España y Europa.
Muy desesperados deben estar en Ferraz y en La Moncloa para incluir su nombre en el panfleto de las mentiras y elusiones más cochinas que se han visto en la democracia española. Todo el que se opone al sanchismo, sea quien sea, es golpista, sea del PSOE, del PP, de Vox o de donde sea. . Es la simiente de una barbarie. Sólo le pido a Dios que la infamia, venga de donde venga, de Montoro mismamente, no me sea indiferente.
