
La manera de justificarse que exhibe el Gobierno de España ante cualquier chapuza, mangoneo o distracción de la legalidad, sea ésta del cariz que sea, hace tiempo que pasó de lo insólito a lo abracadabrante y de ahí lo insultante. Da igual lo que haya que explicar: el "manual de resistencia" del caradura contempla los más variopintos e insospechados capítulos para que, haciendo gala de ese convencimiento sobre la profunda imbecilidad de los administrados, los ministros y su líder piensen que salen airosos ante el natural estupor del respetable.
Cuando parecía que nada podría superar a las explicaciones dadas ante los "cambios de opinión" acerca de los partidos con los que se pactaría en caso de ganar las elecciones o sobre la reinterpretación de conceptos como la amnistía, los indultos, el marco competencial autonómico o la política impositiva, ha llegado el capítulo z, titulado: La Titulitis.
El asunto gira en torno a la noticia de un alto cargo del Partido Sanchista Trolero y anti-Español, al que por cierto le deseamos una total recuperación de la situación de salud que sufre desde este viernes, pero que ha ocupado importantes cargos, tanto él como su esposa, para los que uno entendería que se requieren determinados conocimientos y formación, y que falsificó, en su día, el título que le dio pie al inicio de su escalada en el partido.
Resulta, además, que su señora, más comedida y prudente como corresponde a toda una directora de museo, se limitó a inventarse que poseía un título universitario, pero el protagonista de la historia llegó directamente a presentar un título del que no estaba provisto.
Todo esto forma parte de una historia que no puede sorprender absolutamente a nadie que conozca cómo funciona el espíritu socialista, a nadie que conociera las andanzas del hermano de Alfonso Guerra, a nadie que haya escuchado a doña Carmen Ibanco explicar a qué se dedicaba en su puesto de la FAFFE andaluza donde la enchufó su marido, Juan Espadas.
Pero lo mejor, particularmente lo que más me indigna, es la explicación ofrecida, tirando de "manual de resistencia" del caradura, por nada menos que la ministra de Universidades, que dice que lo que le pasa a la sociedad española, lo que nos pasa a los que estamos hasta los mismísimos títulos de que jueguen a las familias con nuestros impuestos, es que tenemos "titulitis".
Pues no, mire usted, doña Diana: los que nos hemos tirado media vida estudiando y la otra media trabajando como burros, los que nos hemos quemado las pestañas sacando títulos, másteres, doctorados y demás acreditaciones de nuestro conocimiento, esfuerzo y sacrificio no tenemos "titulitis". La "titulitis" la tienen los que, no habiendo dado un palo al agua, andan por ahí mintiendo en sus currículos y, sobre todo, falsificando documentos que acreditan el haber leído en su vida al menos medio libro. Esos son los que tienen "titulitis", lo cual, seguramente, sea un mal menor; a diferencia de usted, señora ministra, que lo que tiene es caraduritis.
