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Las políticas migratorias y las ultra ecologistas, un sumidero por el que el PSOE no deja de perder votos

Las estrategias migratorias y las ultra ecologistas, que se han convertido en verdaderos sumideros por los que, sobre todo el PSOE, pierde votos a chorro abierto

Seguramente tendrá alguna explicación más o menos lógica. O no. Pero cada día que pasa y avanza esta nueva y desastrosa legislatura, se hace más patente, más evidente que hay políticas de las que sostiene este gobierno y, en concreto, el Partido Sanchista Trolero y anti-Español que no provocan otra cosa que no sea la pérdida de votantes por su parte.

Me llaman poderosamente la atención dos ámbitos en este sentido: las estrategias migratorias y las ultra ecologistas, que se han convertido en verdaderos sumideros por los que, sobre todo el PSOE, pierde votos a chorro abierto, dos manantiales de los que cada día surgen votantes que han sido socialistas y que tiran la toalla, se retiran la venda de los ojos y se convencen, por fin, de que están siendo utilizados por la 'política del País de las Maravillas', por la 'utopía del siglo XXI' para que una serie de señores, sus hermanos, sus esposas, sus amiguetes y sus sobrinas se peguen la vida padre sin haber empatado con nadie antes de haber llegado al poder.

Con uñas y dientes, los opinadores 'enrodillados' y con las palmas de sus manos bien embadurnadas de aceite de oliva virgen extra (AOVE) para sobar el lomo de sus señoritos, se afanan en defender que lo idílico es que los inmigrantes ilegales entren irregularmente en nuestro país sin identificarse y sin que nadie sepa en concreto cuál es la intención migratoria de cada uno, mientras que las fuerzas de seguridad que están llamadas a controlar e impedir tal fenómeno, son dedicadas a amenazar a las comunidades autónomas que cuestionan la legitimidad y la legalidad de su irregular reparto, que salvaguarda a las comunidades en las que hay partidos independentistas que prestan el voto necesario a 'Pedro Chapote' para mantener el trasero atornillado al monclovita sillón.

Y claro, siempre habrá un segmento de la población que defenderá que esto es magnífico, que es la situación idílica porque hay que dar la oportunidad a los 1.500 millones de habitantes de África de venir a disfrutar de nuestro sistema público de salud y de nuestra educación gratuita y universal, o a encontrar un trabajo en esa agricultura nuestra a la que luego se revienta a leyes restrictivas o a la hostelería, aunque después 'Ireno Montera' y Ione Belarra se pongan camisetas denostando el turismo masivo, mientras ellas veranean en Menorca.

Pero tal caudal de incongruencias y faltas de rigor, tales políticas absolutamente suicidas no pueden hallar un respaldo continuado por parte del grueso de la población e incluso la gran mayoría de quienes se dejaron seducir por el tono de 'tocino de cielo' que mi querido José Fernández le adjudica a Pedro I El Falso y por sus populistas utopías, terminan rindiéndose a la evidencia.

Es algo muy parecido a lo que ocurre con las políticas ultra ecologistas. Que sí, que siempre han existido grupos marginales, gente antisistema, los raritos de la clase que estaban encantados con defender que los gallos violan a las gallinas, que no se puede fomentar la cría de ganado en cautividad porque eso deprime a los pollos y a las vacas, que no se puede construir un maravilloso hotel como el del Algarrobico (Carboneras, Almería) junto a la costa o que hay que prohibir que el ganado paste en el monte y devore así el combustible vegetal que luego corre el riesgo de arder en los bosques.

Y es cierto que seguro que parte de la población 'normal', ésa que se dedica a trabajar, a tratar de ser feliz y a prosperar, algunos de los cuales también creyeron que el tipejo éste iba a mejorar sus vidas con esas propuestas insólitas que nos vendía junto a la colección de promesas que jamás estuvo dispuesto a cumplir, también creyó que lo idóneo era dejar que el matorral inundase el bosque, porque así se cumplía la chorrada ésa de la "restauración de la naturaleza" que propalaba y propala la maldita Agenda 2030.

Pero claro, ante el socialismo, luego siempre está la realidad, la verdad. Y la verdad es que los incendios no se deben al cambio climático sino a estas nefastas políticas ultra ecologistas que el PSOE compra encantado porque con ellas se ve capaz de atacar a ese pequeño granero de votos, mientras usa nuestro dinero para adoctrinar con medios públicos y privados a quienes no están muy convencidos de estas atrocidades.

Sin embargo, la realidad es mucho más poderosa de lo que parece, mucho más poderosa que la propaganda. Y cuando uno ve arder el bosque en el que el socialismo y el ecologismo radical no dejaban pastar a sus ovejas, o cuando observa tirados en las calles, haciendo cada uno lo que puede, a los inmigrantes de los que ayer nos convencían que debíamos pasar por la frontera irregularmente y sin poder preguntarles ni siquiera quién es eran, entonces es cuando la intención de voto socialista cae en picado, por otro lado, afortunadamente para poder empezar a librarnos de esta plaga, de esta maldición en la que nosotros mismos nos metimos hace siete años.

Lo que me sigue rondando en la cabeza es una pregunta: ¿Por qué diablos, a pesar de saber que estas políticas suicidas están destrozando el almacén de votos socialistas, la banda de 'Pedro Chapote' sigue perseverando en ellas?

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