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Conveniencia y convicción contra Israel

La mayoría de los medios de comunicación pueden y deben ser denunciados como medios de desinformación y propaganda al servicio de Hamás

Es innegable que al gobierno de Pedro Sánchez prefiere que los medios de comunicación se dediquen a hablar de Israel -más bien a denigrarlo- antes que centrar su atención en noticias tales como el procesamiento del Fiscal General del Estado, al que el Supremo le ha impuesto una fianza de 150.000 euros; o las declaraciones de la fontanera del PSOE, Leire Diez, en el Senado; o las declaraciones de la ex mujer de José Luis Ábalos; o en general, de cualquier noticia relacionada con la corrupción que afecta al entorno político y familiar más estrecho del presidente del gobierno, incluida su señora esposa.

Ahora bien: El hecho de que al gobierno le venga bien como cortina de humo, no explica por sí solo la repugnante campaña contra Israel que el Ejecutivo de Sánchez ha reiniciado esta semana con el anuncio de un paquete de medidas contra el Estado judío que incluye, no sólo más ayuda a la UNRWA -agencia de Naciones Unidas, conocida por su vinculación con Hamás hasta el punto de que doce de sus empleados participaron en la masacre terrorista del 7 de octubre- o la prohibición de importación de productos procedentes de los asentamientos israelíes, y que ha venido acompañada también con las acusaciones del presidente del gobierno a Israel por perpetrar una "barbarie" y un "genocidio". Esta difamatoria campaña antiisraelí del gobierno español, que ha recibido el elogio de la organización terrorista y que ha coincidido con un atentado perpetrado por terroristas palestinos en Jerusalén donde han fallecido seis personas, entre ellas un español, además de servir como cortina de humo sirve para dar rienda suelta al profundo antisemitismo que anida en buena parte del gobierno . Y es que la conveniencia no esta reñida con la convicción ideológica y las pulsiones profundamente antisemitas de este gobierno social-comunista.

Se da la circunstancia, además, que el gobierno cuenta con la complicidad de la inmensa mayoría de los medios de comunicación que bien pueden y deben ser denunciados como medios de desinformación y propaganda al servicio del terrorismo islámico. En este sentido, bien está que la embajadora de Israel, Dana Erlich, denuncie en los micrófonos de es.radio "la forma en que Israel se usa como un arma en discusiones políticas" o que "estamos luchando contra un enemigo al que no le importa la verdad". Pero es que la verdad parece que no le importa, no ya a Hamás , sino a la inmensa mayoría de medios de comunicación. Es la mentira, el artero relato de los medios de comunicación mucho más que el antisemitismo -por mucho que este se alimente de la falsedad- lo que explica que muchísimos españoles, que no son antisemitas y que siguen horrorizados con la masacre terrorista del 7 de octubre- hayan pasado, sin embargo, a creer barbaridades tales como que Israel pretende perpetrar un genocidio en Gaza.

¿Y como no creerlo cuando se oculta que es Hamás, y no Israel, la que impide que llegue la ayuda humanitaria a la población civil? ¿O cuando es Hamás la que se opone a la evacuación de la población civil de donde Israel va a llevar a cabo sus bombardeos? ¿O cuando es la negativa de Hamás a liberar a los centenares de personas que tiene secuestradas lo que alimenta la guerra? ¿O que es Hamás la que ha creado túneles y arsenales bajo escuelas u hospitales? Los daños colaterales -personas inocentes que mueren en un bombardeo- siempre son lamentables como lo fueron los mucho más numerosos alemanes inocentes que murieron en los bombardeos aliados. ¿Vamos por ello a acusar a los aliados de cometer un genocidio en Alemania en su lucha para acabar con el régimen de Hitler? La diferencia está en que mientras Israel quiere minimizar estos daños colaterales, la organización terrorista Hamás utiliza a la población palestina como carne de cañón y como paraguas.

Cuando se oculta que Israel es la única democracia de Oriente Medio; cuando se oculta que ningún país islámico acoge a los palestinos, cuando se dice que Israel es un Estado genocida y se acompaña con imágenes de guerra como si de asesinatos deliberados se tratara, no es de extrañar que la mentira ponga la opinión publica al servicio del terrorismo islámico. A esa mentira sirve el gobierno de Sánchez y esa mentira sirve al Gobierno para distraer la atención de la corrupción, moral y política, en la que está instalado.

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