
El recochineo que se traen las redes sociales con Pablo Iglesias por querer justificar el colegio privado de sus hijos ha llegado a esta exquisitez: "Llevo a mis hijos a un colegio privado para no ocupar plazas en la pública y que estén disponibles para quienes más lo necesitan".
No me digan que el sufrido pueblo español no le echa guasa a estos estafadores públicos. Vuelvo al refranero: ya no sabemos si reír o llorar. Y encima las izquierditas woke soliviantadas porque el recochineo es fake, bulo. O facha, que la adjetivación va en el paquete.
Lo trágico no es si la justificación de Pablo e Irene es un bulo, sino la impostura de unos tipos que se permiten acosarnos moralmente con la enseñanza pública y cuando les toca a ellos ser coherentes con el sermón, son los primeros en comprarse un casoplón en Galapagar y llevar a sus hijos a un colegio exclusivo en las Rozas (Madrid). Eso sí, laico, ecosostenible, feminista, plurilingüe, y clases en grupos reducidos con auxiliares de conversación. Actividades extraescolar con viajes de esquí incluidos, talleres de cocina, pickleball, defensa personal…, todo por el módico precio de 500 €. al mes, más actividades extraescolares. Multipliquen por tres. Tontos no son.
Así satanizaba Pablo Iglesias a los españoles que optaban por la enseñanza privada:
"La libertad que vosotros defendéis es una libertad para el que la puede pagar, porque a los niños que vienen de familias con menos recursos no les admiten en los coles privados. Porque papá y mamá que quieren llevar al niño al colegio privado súper especial, no quieren que haya niños gitanos, ni quieren que haya hijos de inmigrantes marroquíes, o ecuatorianos, ni de gente de clase obrera en general" (La Ser, 4/9/2022).
El mantra lo conocemos muy bien. Siempre fue más fácil predicar, que dar trigo. La murga cansa, no por repetida, sino por equivocada. Quienes hemos defendido siempre la educación pública, ¡de verdad!, la defendemos porque antes que nada ha de ser "educación". De hecho, desde posiciones sociales, todos sabemos que los hijos de los más humildes sólo tienen una oportunidad de escalar en la posición social: formarse, ser competentes y libres. Porque la educación, además de formarte para ganarte la vida, te hace ciudadano libre. Quién tiene cultura dispone de más herramientas para pensar por sí mismo, y por tanto, defenderse de esta peste política que nos asola con sus mentiras y fraudes. La peor, la ideología tomada como mantra o religión.
Y digo una educación ¡de verdad! porque hoy el debate no es escuela pública, privada o privada concertada, sino en que sea educación de calidad. Y eso precisamente es lo que no tenemos hoy en la escuela pública. Desde la implantación de la LOGSE a principios de los noventa del siglo pasado por el PSOE, la educación pública no ha hecho más que empeorar. Y si en la educación pública recibida en la IIª República y en el propio franquismo (a pesar de no ser universal) profesores y nivel eran magníficos, hoy es una pamplina. El populismo pijo de izquierdas ha destruido la educación pública. Y esto sí que es una tragedia. Sin contar con el cambio de paradigma que representa la era digital (pantallas, audiovisuales, teléfonos móviles…), que ha pasado de ser la gran esperanza blanca a una amenaza real para el desarrollo neuro cerebral de los niños. Un reto para el que nadie está preparado.
Pablo e Irene han optado por llevar a sus hijos a un colegio privado. Una envidia viendo su currículum; al del colegio, me refiero). Como padres, tienen derecho a ofrecer a sus hijos lo mejor, y no hay nada mejor para cualquier hijo que una buena educación.
CODA: Quien sostiene lo anterior siempre defendió la educación pública universal y de calidad. Y coherente con ello, optamos en casa llevar a nuestra primera hija a la escuela pública de La Sedeta (Barcelona). A los 8 años, nos enteramos que además de darles las clases sólo en catalán (inmersión lingüística), regañaban a los niños castellanohablantes hasta en el patio por no dirigirse entre ellos en catalán. Tomamos medidas. La cambiamos al único colegio de Barcelona donde se podía estudiar en castellano y catalán. El único que pertenecía al Estado (desaparecido por obra y gracia de Mariano Rajoy cuando fue ministro de educación). Pero para cuando tuvimos que llevar a nuestra segunda hija al colegio siete años después, nos tomamos muy en serio seleccionar un colegio donde se pudiera estudiar en bilingüe (sin inmersión). No lo encontramos. He escrito sobre este apartheid lingüístico muchas veces. Así que nos dijimos, para que Pujol inmersione a nuestras hijas solo en catalán, las inmersionamos nosotros en Inglés (En este caso, de forma progresiva, primeros cursos en bilingüe (en función de su lengua materna castellana, catalana o inglesa) y ya en Bachillerato todo en inglés. ¿Por eso han dejado de saber y hablar catalán? ¡No! Eso va por otros cauces de puro sentido común. Una lengua no es un arma, es un medio para comunicarse. Cualquier padre debería tener derecho a que el Estado no le robe su derecho a legar a sus hijos lo único, que hasta el más pobre de ellos, puede legar: su lengua.
P.D. Por cierto, ayer, por enésima vez, los Tribunales (TSJC) han sentenciado que la inmersión solo en catalán es ilegal. Pero los nacionalistas, ni caso. También Salvador Illa está en ello, y ha recurrido la sentencia. La intención de la Ley Bolaños para controlar la justicia, ya hace 40 años que la aplican en Cataluña. ¡No le hacen ni puto caso a las sentencias de los Tribunales! (Pregunten a la APB). Con la connivencia de todos los Gobiernos españoles.
Hoy es el día de "La anomalía catalana y el embuste de la Diada". Nos han cerrado el Congreso. El cáncer catalanista ya ha infectado a toda España. A eso llama Pedro Sánchez pacificación. ¡Qué caradura!
