
La izquierda española, toda ella extrema y toda ella ya capitaneada por Pedro Sánchez, ha decidido elegir la iniquidad que le conviene para oscurecer otras iniquidades ya no electivas sino objetivas, incuestionables, evidentes, insoportables. Su iniquidad consiste en destacar unas víctimas y echar tierra encima de otras para favorecer su poder en una España convertida en el eslabón más débil de las democracias europeas.
La tergiversación de la Historia y de sus hechos, algo que ya conocemos por su Operación Memoria Histórica (que no es otra cosa que amnesia electiva y selectiva sobre lo que no conviene que sea recordado de su pasado), se aplica ahora en otra desmemoria voluntaria que afecta a lo que ha ocurrido desde 1948 cuando se fundó el nuevo Estado de Israel.
Fue decisión de la ONU – la misma ONU que olvida que fueron sobre todo países islámicos los que no quisieron que se constituyera un Estado palestino – y le declararon la guerra inmediatamente sus vecinos tras el abandono inmisericorde de la vieja reposa de Occidente, la potencia colonial británica.
Es necesario decir algunas cosas para que no se olviden ni se ignoren. Me indigna la acepción entre dolores humanos, como me subleva que no se quiera distinguir una democracia como la de Israel de una tiranía terrorista como la que Hamás ejerce en Gaza, tan del gusto de nuestros comunistas que nunca hablan de Irán, ni de Rusia, ni de China ni de otros que mecen cunas tan espantosas o más que la que consideramos.
Israel, con el apoyo de la ONU, incluso de la URSS, fraguó su Estado cuando se le permitió. Pero inmediatamente Egipto, Líbano, Siria, Transjordania e Irak , le declararon una guerra, conocida como la de La Independencia (1948-1949) en la que murieron alrededor de 6.000 israelíes.
En 1956 se le declaró otra guerra, conocida como Crisis de Suez o Guerra del Sinaí (1956) que causó no menos de 230 muertos judíos. Tras la nacionalización por la fuerza del Canal de Suez, Francia, Gran Bretaña e Israel derrotaron al Egipto de Nasser.
En 1967, estalló la Guerra de los Seis días declarada por Egipto, Irak, Jordania y Siria, guerra que causó 776 muertos a Israel, que la ganó. Luego los mismos le declararon la guerra de Yom Kippur en 1973, con apoyo de la URSS, que le supuso a Israel 2.700 muertos. Después se desató la "guerra del Líbano", respuesta judía al terrorismo de Hezbolá y la OLP, con más de 650 muertos israelíes.
O sea, alrededor de 10.500 judíos muertos en esas guerras más o menos convencionales desde 1948 a 1982. Luego están los muerto causados por el terrorismo y los ataques selectivos de OLP, Hamás, Hezbolá y Yihad islámica, con apoyo de estados externos.
La llamada operación "Seguridad en el sur del Líbano" (1985–2000) causó 1.216 soldados israelíes muertos en escaramuzas con Hezbolá y otras milicias hasta la retirada. La Primera Intifada (1987–1993) se cobró 100 vidas israelíes entre civiles y militares. La Segunda Intifada (2000–2005) causó 1.000 muertos, casi todos civiles. (principalmente civiles en atentados suicidas y ataques armados).
En 2006, estalló la Segunda Guerra del Líbano contra la proiraní Hezbolá, con 165 muertos. El terrorismo de Hamás desató Operaciones en Gaza desde 2008 a 2021, con más de 250 muertos israelíes. O sea, que desde 1982, hay que sumar alrededor de otros 3.000 muertos a los ya causados desde 1948.
El atentado de Hamás en Israel el pasado 2023 causó 1.200 asesinados y centenares de secuestrados y la guerra de Gaza, que es una guerra desencadenada por el brutal terrorismo de Hamás ha provocado 600 muertes en el bando israelita. Es decir que hablamos de más de 15.000 muertos israelitas desde 1948 por el mero hecho de querer existir según un acuerdo mayoritario de la Asamblea Plenaria de la ONU.
Que el gobierno de Pedro Sánchez elija las iniquidades que haya podido cometer Israel como bandera y olvide las iniquidades perpetradas contra el único Estado democrático de Oriente Medio, es miserable. Que su antisemitismo no distinga entre ciudadanos y gobierno electo, es terrible. Que haga este daño para robarle votos a sus socios radicales, es nauseabundo.
Que lo haga para desviar la atención de su demostrado escándalo de puterío, de su complicidad con la prostitución de menores, de las imputaciones de la familia y amigos del Presidente, de sus corruptelas sin fin, de su infame relación con la dictadura venezolana y otras tiranías o de su menoscabo de las instituciones de la democracia española en su conjunto, parece cosa de un loco capaz de incendiar España para salvarse él.
Que jamás se recuerde ni se abandere a otras víctimas de otras iniquidades: matanzas de cristianos (casi 5.000 al año), de ucranianos, de venezolanos, de colombianos, de cubanos…de españoles a manos de ETA u otras tantas y tantas víctimas de la violencia, resulta moralmente escalofriante.
No veo freno alguno ni espero marcha atrás. Sólo exijo elecciones porque este gobierno carece ya de la mayoría necesaria para gobernar, como muestran los hechos, y deben convocarse. No hay otra esperanza ni otra salida a este desastre nacional. No quiero ni pensar en otras cosas.
