
El huevo de la serpiente largamente incubado por un catalanismo lastimero, está a punto de colapsar. Su oráculo, Silvia Orriols amenaza con rasgar la trama de intereses que mantenía unidos en el saqueo a los dueños de la masía. La enviada de Ripoll ha agitado el avispero nacionalcatalanista por decir sin careta lo que el catalanismo siempre ha pensado, y por actuar a las claras, allí donde el catalanismo siempre ha operado a escondidas.
Me da la risa boba cuando Rufianes de medio pelo, curas de ERC con misal y mirada degollada como Oriol Junqueras, personajes amamantados en el odio contra España como Jordi Turrull, pijas como Miriam Nogueras, o lloronas venenosas como Lluís Llach, se escandalizan porque Silvia Orriols dice y quiere hacer sin anestesia lo que todos los catalanistas han hecho toda la vida: excluir al servicio.
¿O qué ha sido y es la exclusión de un trabajador por no hablar catalán para un puesto de barrendero municipal? O qué ha sido y es acosar, vandalizar y boicotear a los dueños de bares, tiendas y negocios por no tener el rótulo o la carta en catalán, o un camarero hispanohablante no lo sabe? ¿Esas actitudes eran miserables cuando lo hacían los nazis señalando con la estrella de David las casas y locales de los alemanes "judíos", y las pintadas señalando a los catalanes "charnegos" en Cataluña, no? ¿O qué ha sido, y es, la política de exclusión lingüística en la escuela? Acaso estudiar en la lengua materna, es un derecho civil reservado solo a los hijos catalanohablantes de la masía? ¿Y hacer limpieza lingüística en el callejero? ¿Y eliminar todo vestigio de la presencia de España en Cataluña es mimar la convivencia, o más bien despreciar al vecino anulando sus derechos civiles? ¿A eso cómo se le llama? ¿Venganza, racismo cultural, xenofobia, apartheid, justicia divina, resentimiento, discriminación, segregación, falta de empatía…? Elijan, pero respeto al otro y convivencia, no. Tampoco legalidad, ni justicia. Y si añaden la pretensión del cupo catalán para destrozar la progresividad fiscal y convertir en progresista lo que es pura injusticia social…, ya me dirán.
Pues bien, todo eso no lo ha llevado a cabo Silvia Orriols durante los últimos 45 años, sino Jordi Pujol (CiU), Pascual Maragall (PSC), José Montilla (PSC), Artur Mas (CiU), Carles Puigdemont (CDC-PDeCAT), Quim Torra (el que consideraba al castellanohablante: "Bestia, hiena, víbora, carroñero..."), Pere Aragonès (ERC) y Salvador Illa (PSC). O sea, todos los presidentes y gobiernos de la Generalidad. Menos Josep Tarradellas (el presidente que lo fue de todos: "Ciutadans de Catalunya…"), y el que nos alertó contra Jordi Pujol por querer imponer una "Dictadura blanca". Lo caló y la predijo, pero ninguno de ellos lo impidió, sino vivió de ella. Hasta hoy, donde una casta catalanista ha logrado hacer transversal (de izquierda a derecha) el nacionalismo.
Por razones que exceden a este artículo, han logrado aprovecharse, como clase social homogénea, de la hegemonía electoral (Los hispanohablantes, remansados por el PSC, o por la abstención, nunca se han sentido unidos por una causa común, ni implicados en una comunidad que los rechaza). De ahí la distorsión social, y la anomalía electoral. C's pudo haber roto esa anomalía, pero los errores propios y los distintos gobiernos de España, lo impidieron.
Todos los presidentes y todos los gobiernos de todos los partidos catalanistas, incluidos los de izquierdas que ayudaron a formar gobiernos tripartitos, o apoyar políticas de exclusión lingüística en nombre de los derechos de cuna del catalán, incluido el PSC, incluido Salvador Illa (ese clasismo transversal tan hábil, como venenoso). Ninguno ha cumplido la Constitución y todos se han opuesto a aplicar docenas de sentencias judiciales que obligaban a sus gobiernos a respetar los derechos lingüísticos de todos. La última sobre el 25%. Con una salvedad, estoy convencido que Salvador Illa no es un racista, pero se amolda al paisaje labrado por otros, y vive con buena conciencia de él. Su recurso del jueves pasado contra la sentencia que obliga a la Generalidad a impartir un 25% en la lengua materna de los castellanohablante, como mínimo, lo delata. No sólo se deja llevar por el paisaje, ayuda a mantenerlo limpio de maleza y malas hierbas hispanohablantes. Y eso, president, huele muy mal.
Algunas frases xenófobas que el catalanismo ha ido sembrando en el inconsciente colectivo de ese victimismo enfermizo. Heribert Barrera (ERC). "En América, los negros tienen un coeficiente inferior al de los blancos". "La inmigración es la principal amenaza de Cataluña." Se refería a la "emigración" del resto de España. Ahora, imagínense qué diría. Del libro: Què pensa Heribert Barrera? (2001). Jordi Pujol: "El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico, es un hombre destruido, es generalmente un hombre poco hecho, un hombre que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual". De su libro: La immigració, problema i esperança de Catalunya (1976). Su mujer, Marta Ferrusola, era peor, no aceptó que un presidente de la Generalitat como José Montilla lo fuera por su origen, por su mal catalán y por su nombre; le molestaba que sus hijos pudieran compartir el patio de recreo con niños castellanohablantes, era islamófoba y así pensaba de la homosexualidad: "un defecto, una tara, un vicio o todo a la vez" (TV3, 1984). Basta este aperitivo para demostrar que Silvia Orriols no es peor, sólo más honesta: dice lo que piensa sin intención de engañar, solo de excluir (¡jejeje!). Dos sentencias suyas nada más: "Mi nación hace 400 años que está ocupada por el Estado español que nos ha impuesto su lengua y, por lo tanto, me niego a hablarlo [el castellano]." "El Estado español quiere aniquilar la raza catalana". Apunta maneras, no más que Quin Torras o Jordi Pujol ni esa generación de Raholas amamantadas y amamantadoras por y de TV3, Cat-Radio, Rac-1, Avui…
A mí, Silvia Orriols no me preocupa más que sus progenitores mentales, sólo es una consecuencia. Tiene el timbre de voz de un predicador, la firmeza de un profeta y el aplomo de un fanático. Y una realidad que le da razones, ahora sí, para hacer creer en generalizaciones falsas (siempre lo son). Es verdad que hay mayor inseguridad, es verdad que hay una parte de la inmigración islámica que debería respetar las reglas democráticas de Occidente, es verdad que la ocupación de pisos está generando miedo e inseguridad…, tan verdad, que tales evidencias no le dan derecho a generalizar y a ocultar bajo su poso islamófobo y odio a España y su lengua común un supremacismo impropio de la Civilización Occidental de la que tanto alardea. Pero de ese odio descarnado y de una aureola mesiánica se nutre y se hace creíble frente a los farsantes de la independencia.
En el colmo de la estupidez ideológica, a VOX se le estigmatiza en Cataluña y en el resto de España por las mismas razones que a Aliança Catalana se la teme sin el coste del estigma. Por el mero hecho de ser "dels nostres", tiene un predicamento en el electorado nacionalcatalanista, que VOX no tiene en España. De ahí su subida volcánica. Las ventajas de tener raza catalana y hablar catalán. Ya está en 19 escaños, y subiendo.
No todo es tan patético, su fanatismo desnudará al catalanismo y dejará a la vista sus miserias. En tiempos miserables, cualquier excusa es buena para contentarse.
PD. Para quien la quiera conocer sin recurrir a casquería periodística interesada, les recomiendo su discurso de puesta de largo en el Parlament de Catalunya en 2024. Ahí está todo. Es su cosmovisión. Pensada y escrita. Y calculada. Los exabruptos se los dejo para artículos venideros. La chica promete.
