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¿Qué hace un barco como el nuestro en un sitio como éste?

Me parece que es éste el verdadero peligro que puede acechar a la sufrida dotación de nuestro buque si no lo repliegan a tiempo: hacer el ridículo.

Me parece que es éste el verdadero peligro que puede acechar a la sufrida dotación de nuestro buque si no lo repliegan a tiempo: hacer el ridículo.
El BAM (buque de acción marítima) Furor amarrado en el puerto de Cartagena en Murcia, este jueves. EFE/ Marcial Guillen | EFE

Vaya. Parece que Pedro Sánchez esta vez hablaba en serio. Como no tenemos armas nucleares ni portaaviones (lo más parecido es el Juan Carlos I, que se encuentra en obras) ha enviado a un patrullero para poner fin al "genocidio" de Gaza. Diplomacia de cañoneras, ya saben, y no es broma. Lo que Sánchez está haciendo con la excusa de asistir a los activistas desvalidos de la Global Sumud Flotilla es mostrar el pabellón de España frente al sionismo. Y eso no es defender el interés nacional, sino el interés ideológico con el que encubren sus tropelías las pandillas que se han apoderado de las instituciones.

Lo mejor de la democracia liberal tal vez sea el gobierno representativo. Lo peor que, a veces, el imperio de la ley lleva a investir de legalidad a la ilegitimidad, ¿les suena? Pero, ni mejor ni peor, lo simplemente esencial de la democracia no es votar cada cierto tiempo; eso lo hacen hasta en Venezuela. Lo esencial de la democracia, insisto, es el respeto por la ley por ser ésta expresión de la voluntad soberana del pueblo. Y mucho me temo que, al ordenar el despliegue del Furor P 46, el sogunato sanchista ha vuelto a quebrantarla, esta vez la Ley Orgánica 5/2005 de la Defensa Nacional.

No me arriesgaré a aburrirles con tediosos tecnicismos. En realidad, es muy sencillo, está en el Artículo 2 de esa Ley. ¿De verdad puede creerse que convoyar a semejante cortejo náutico de perroflautas, nacionales y extranjeros, que navegan en aguas muy alejadas de nuestro litoral bajo pabellón palestino, es proteger al conjunto de la sociedad española? ¿Está acaso en juego la independencia y la integridad territorial de España? No, no nos encontramos ante ninguno de los supuestos directamente relacionados con la defensa de España y de sus intereses que facultan al Ejecutivo a hacer uso de la fuerza en cualquiera de sus modalidades, desde la presencia hasta el combate.

Es evidente que las facciones que sostienen a Sánchez se sienten muy comprometidas con la causa palestina, tanto que olvidan que son los propios palestinos los que no quieren un Estado, porque eso supondría aceptar la partición acordada por las Naciones Unidas en 1947. Yolanda Díaz se explicó mejor de lo que acostumbra al repetir ese slogan de inspiración realmente genocida: Palestina será libre desde el río hasta el mar. Nada importa que Israel deba defender su población y sus fronteras frente a esa amenaza sumud (persistente) de extinción; nada importan los alevosos asesinatos del 7 de octubre; nada, en fin, los rehenes retenidos y amenazados de muerte por los terroristas.

Ahora bien, si el gobierno se siente comprometido con esa otra banda hasta el punto de asociar a su reivindicación la bandera de España que el Furor enarbola, que cumpla al menos la ley. Y ésta, la L.O. de la Defensa Nacional, es muy clara al disponer en su Artículo 17: "Para ordenar operaciones en el exterior que no estén relacionadas con la defensa de España o del interés nacional, el Gobierno realizará una consulta previa y recabará la autorización del Congreso de los Diputados". La Cámara, a su vez, podrá concederla en las condiciones que establece el Artículo 19, la primera de ellas que exista petición expresa del Estado en este caso ribereño o resolución de los organismos internacionales. ¿Han visto u oído algo de esto? Yo no. Game over.

Quisiera despertar algún día en un Estado de derecho en el gobierno, no sólo los ciudadanos, acatase las leyes y se guiase por sus preceptos. Pero, visto lo que vemos a diario y el espectáculo que damos fuera de nuestras fronteras, creo que me conformaría con que esta gente se atuviese, al menos, a la máxima de Tarradellas: "En política puede hacerse todo, menos el ridículo". Me parece que es éste el verdadero peligro que puede acechar a la sufrida dotación de nuestro buque si no lo repliegan a tiempo: hacer el ridículo, no ellos, sino todos los españoles representados en los colores que, con orgullo, muestran los buques de la Armada.

Los medios vienen haciéndose eco de la perplejidad de los observadores ante la absoluta falta de transparencia y lo grotesco de la situación. ¿Va el Furor a proteger a la Flotilla de los drones "enemigos"? No –opinan voluntariosamente los propios— no es un buque de combate, sino de salvamento. Pero monta cañones, responden algunos expertos. Los "sionistas", a su vez, comentan benévolamente que no les parece mal que el buque vaya, pero que nadie entrará en Gaza. O sea, los impávidos "protegidos" podrán ser detenidos por los "genocidas" en presencia de su escolta, cuya dotación, llegado el caso, tal vez se pregunte ¿Qué hace un barco como el nuestro en un sitio como éste?

Quiero creer que el Mando, al emitir sus directivas y órdenes de operaciones, habrá respondido a esas preguntas en el apartado "Misión": qué hacer y para qué hacerlo. En el extremo de la cadena de mando, acaso en algunas mentes resuenen aquellas lejanas palabras: "¡Disciplina!…, que reviste su verdadero valor cuando el pensamiento aconseja lo contrario de lo que se nos manda!". Es decir, obedecer es la más importante hazaña, en todo caso.

Pero quien, en lo más alto, haya formulado esa "Misión" en términos militares, no podrá haber dejado de considerar las facultades que la Ley otorga, como un límite, a la Autoridad de quien depende. En la tradición militar encontramos también la máxima de que el más grave cargo que puede hacerse a un oficial es quebrantar las Ordenanzas. Porque, sin referencia a la ley, la disciplina es sólo sumisión.

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