El mismo día que la Universidad Complutense ha decidido personarse como perjudicada en la causa principal contra Begoña Gómez, en la que se investiga si la esposa del presidente del Gobierno intentó apropiarse del software que estaba elaborando para la cátedra extraordinaria que dirigía en la institución académica, el líder del PP, Alberto Núlez Feijóo ha dado por fin el paso de citar a Pedro Sánchez en la comisión de investigación del Senado sobre el caso Koldo, la cual controlan con mayoría absoluta. El líder del PP llevaba más de un año y medio retrasando este momento bajo el argumento de que cada semana se conocía nueva información y que era mejor esperar. Sin embargo, tras el último informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, Feijóo se ha plantado y ha anunciado al propio Sánchez que será citado este mismo mes de octubre en la comisión.
Ni que decir tiene que el presidente del gobierno ha respondido a esta citación en la Camara Alta con actitud sonriente, segura y desafiante permitiéndose espetar un "Ánimo, Alberto" al líder de la oposición.
Aunque el presidente del gobierno sólo haya acudido al Senado una vez -el 14 de marzo de 2024- en más de dos años de legislatura, no creemos que la desafiante y segura actitud del presidente con la que ha recibido la noticia de su citación se deba a que no tenga disposición alguna de acudir a la Cámara Alta, tal y como se negó a acudir a la comisión de investigación creada en la Asamblea de Madrid para analizar si hubo algún trato de favor por parte de la Universidad Complutense de Madrid hacia Begoña Gómez. En este último caso, existían múltiples dictámenes del Consejo de Estado que determinaban que los miembros del Gobierno, así como cualquier autoridad de la Administración General del Estado, no están obligados a comparecer ante una comisión impulsada por un parlamento autonómico. Sin embargo, tratándose del Congreso o del Senado, la Constitución española, en su artículo 76, recoge que ambas cámaras podrán crear comisiones de investigación "sobre cualquier asunto de interés público" y deja claro que "será obligatorio comparecer a requerimiento de las Cámaras". Esta obligación se reitera en la Ley Orgánica 5/1984 de comparecencia ante las Comisiones de Investigación del Congreso y del Senado o de ambas Cámaras que, en su artículo 1, especifica que "todos los ciudadanos españoles y los extranjeros que residan en España están obligados a comparecer personalmente para informar".
No. La desafiante actitud del presidente sólo se debe a la nada infundada creencia de que su comparecencia ante la Comisión de investigación del Senado, aun cuando fuera tan deslucida y opaca como han sido las comparecencias de su esposa ante el Juzgado, no van ni a poner en riesgo la continuidad de su legislatura ni van a ennegrecer su horizonte penal. Y la triste realidad es que no le faltan motivos para creerlo:
Por un lado, la extrema izquierda y los separatistas han dado inequívocas muestras de que, por graves y múltiples que sean los escándalos de corrupción que afectan al gobierno, no van a desbancarlo en una moción de censura. Recordemos una vez más que eso de "dejar caer al gobierno" es, en el caso de Sánchez, una estúpida e ilusa expresión periodística que ignora que este gobierno nihilista no cae si no se le desbanca activamente mediante una moción de censura.
Por otra parte, aun cuando el "caso Koldo", el caso "Begoña Gómez", el "caso del hermanísimo" o cualquier otro caso de corrupción terminara arrastrando a Pedro Sánchez al ámbito penal, el presidente del gobierno está convencido de su impunidad y la de sus más allegados gracias al Tribunal Constitucional.
Hemos de tener presente que esta legislatura y el proceso de degradación de nuestro Estado de Derecho están comandado por el tándem "Sánchez-Conde Pumpido" y en él, tanto monta, monta tanto, el uno como el otro. Si Sánchez ha conseguido que declaren compatible con nuestra Carta Magna la clamorosamente inconstitucional Ley de amnistía; si ha logrado declarar constitucional la impunidad de Chaves o de Griñan, ¿tan descabellado es que Sánchez crea que, llegado el caso, también podría irse de rositas gracias a los magistrados progresistas de tan acreditada obediencia sanchista que controlan el Tribunal de Garantías?
El tiempo lo dirá. Pero si el comunista Antonio Gramsci venía a decir aquello de "dadme la educación y la cultura y lo demás lo conseguiré por añadidura", Pedro Sánchez parece que ha formulado el "dadme el control del Constitucional y lo demás lo obtendré por añadidura". Ese control hace tiempo que lo tiene y de ahí su tranquilidad ante todo lo demás.

