
Los ricos y los pobres, los guapos y los feos, los lisiados y los sanos, los inteligentes y los torpes, vamos todos los que poblamos este país, tenemos un enemigo que eludir todos los días y a todas horas. Es una hidra de mil cabezas que nos persigue como una sanguijuela venenosa para chuparnos la sangre. No nos deja vivir ni de día ni de noche. Los asalariados y los jubilados, los autónomos y los trabajadores por cuenta ajena, en fin, todo bicho viviente en España odia a la Agencia Tributaria. Es represora e injusta. La Agencia Tributaria es el símbolo, el terrible símbolo, del fracaso del sistema político español. Es, sí, la síntesis de todas las maldades de un régimen político que está dando sus últimas bocanadas escondido en horrorosas ficciones políticas.
Ficciones, sí, fantasmagorías y autoengaños que, sin duda alguna, caerán el día menos pensado sin que la casta política opositora haya llegado a formular qué hará con la Agencia Tributaria. ¿Cuál es la política tributaria del PP, o de VOX, si cae el sanchismo? ¿Seguirán la misma de Rajoy, o sea, la socialista-comunista pero elevada a la enésima potencia? Digan, hombre, algo sensato contra la basura sanchista. Digan, por favor, si cerrarán esa casa de lenocinio y represión que es hoy la Agencia Tributaria o, simplemente, se limitarán a cuatro reformitas para que sigan persiguiéndonos los funcionarios-policías de esa "institución" que solo sirve para esquilmar a los seres más libres y trabajadores de España. Digan, muchachos del PP y VOX, qué harán, si es que se atreven a decir algo con criterio e imaginación, para alcanzar el poder de un Estado-nación casi hundido por la miseria política y, sobre todo, moral de la casta política de la que ustedes forman parte esencial.
En España nadie, pues, desconoce que la Agencia Tributaria es la institución más represiva de la Unión Europea. Es, seguramente, junto a la presidencia del Gobierno, el órgano más vilipendiado y despreciado por todos los españoles, o mejor dicho, por los mejores ciudadanos de España, es decir, por los más desarrollados desde el punto de vista moral y político. Precisamente, por eso, porque nada existe en la esfera pública-política española, más dañino y canceroso que la Agencia Tributaria, todos los partidos políticos de la Oposición deberían estar pensando cómo destruirla, reformarla o, sencillamente, confesando públicamente que no es tan mala como se la pinta. Salgan a la calle, sí, sus defensores. Salgan los machotes del PP y VOX, ineptos para expulsar a un corrupto del poder, y corrijan a los críticos de la Agencia Tributaria. Atrévanse a corregirnos y alaben las maldades de un régimen político basado en chuparle la sangre a los trabajadores para pagar a los paniaguados defensores de un régimen injusto y perseguidor de la libertad.
Mientras los del PP y VOX preparan su alternativa tributaria al sanchismo, aquí les dejo una alevosa idea para que la introduzcan en su argumentario: durante diez años -es suficiente-, el Gobierno, cualquiera que sea su color, no "creará" ningún nuevo impuesto. Clarita y sencilla es la propuesta. Repito: durante diez años, sí, no aparecerá un nuevo impuesto. Quien la piense, y sobre todo se atreva a llevarla a cabo, estará participando en la nueva fase de invención política que necesita este viejo y ajado país para salir de su postración.
