De nada vale quejarse del presente, de la oscura coyuntura económica y social, mirando una historia idealizada. Sería absurdo quedarse detenido, extasiado, recordando la opulencia del pasado inmediato para lamentarnos de la miseria presente. El camino se nos impone. No ir adelante es, como dijera Lope de Vega, ir atrás. Proseguir es la palabra. ¿Cómo encarará el PP ese camino? Rajoy dio una clave en la presentación de las listas electorales por Madrid. No actuará en el gobierno como a veces hizo en la oposición. Rajoy quiere un gobierno fuerte y firme para afrontar los problemas de España.
Estoy convencido de que utilizará esa fuerza y firmeza para pedir colaboración a los socialistas. Aunque es un secreto a voces, los dirigentes del PP tratarán de acercarse al PSOE para consensuar grandes medidas nacionales; la situación económica de España es tan grave, dramática, que Rajoy necesitará del apoyo de la oposición para ponerle remedio. Es imposible poner freno a la caída en picado de este país sin la colaboración de todas las fuerzas políticas, especialmente de los socialistas que seguirán siendo el segundo gran partido.
Cuando Rajoy pida esta colaboración, habrá llegado la ocasión para evaluar la fuerza y la firmeza del gobierno del PP. ¿Será suficiente el inmenso poder que tendrá para entonces el PP para conseguir cierto apoyo de los socialistas? Me temo lo peor; por eso precisamente, porque el PSOE será muy reticente a colaborar con las medidas duras que tendrá que tomar Rajoy, es menester que el PP consolide su mayoría absoluta.
Dudo mucho de que el PSOE preste algún tipo de colaboración al PP, a pesar de la situación casi de emergencia "nacional" que vivimos, porque el resentimiento socialista no dejará de reprocharle a Rajoy que él, lejos de apoyar a Zapatero, aprovechó el uso de la crisis económica para encaramarse en el poder. Hay, en mi opinión, un segundo motivo, aún más duro y objetivo que el anterior, para que el PSOE desconsidere las propuestas de colaboración que le haga un futuro gobierno del PP; me refiero al debate interno que se abrirá en el seno del PSOE, nada más terminar las elecciones, que impedirá a todas luces esa colaboración; el PSOE que salga de esa crisis, además de olvidarse completamente del izquierdismo de Zapatero, luchará por el propio espacio electoral que ha llevado a Rajoy al poder.
Nadie, pues, se hace ilusiones con los grandes consensos. Un PSOE socialdemócrata, apoyado por el "lenguaje de las cacerolas" de los del 15-M y agregados, serán los dos principales peligros que tenga que atajar el gobierno de Rajoy.