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Amando de Miguel

El prestigio de las metáforas

Todos hablamos metafóricamente de cutio porque así el lenguaje se hace más expresivo.

La metáfora no es un recurso literario que corresponda solo a los poetas, a los escritores y similares. Todos hablamos metafóricamente de cutio porque así el lenguaje se hace más expresivo. Lo que ocurre es que resulta muy trabajoso inventar una metáfora nueva en cada momento. Además, eso nos llevaría a oscurecer demasiado el discurso corriente. La solución que adoptamos consiste en echar mano de una serie de repertorios de metáforas o comparaciones que ya están troquelados. Eso facilita la búsqueda de imágenes y al mismo tiempo hace más comprensible el discurso. Esos repertorios son limitados. Son campos del conocimiento o de la experiencia que resultan simpáticos, que dan prestigio. Así, todos contentos. Veamos algunos ejemplos.

Un campo de imágenes muy agradecido es el de los toros. Ya es un salto metafórico llamarlo de los toros y no de los toreros. Las imágenes de ese campo resultan particularmente floridas. Recordemos algunas: entrar al trapo, ponerse el mundo por montera, brindis al sol, recrearse en la suerte, salir por la puerta grande, lanzarse al ruedo, saltarse a la torera. Obsérvese que se refieren más a conductas de los toreros.

El mundo militar nos provee de imágenes muy aptas para entender las cuestiones organizativas, ahora tan centrales. Ejemplos: estar en el punto de mira, vanguardia, objetivo, ir con el paso cambiado, logística, estrategia, táctica, en primer tiempo de saludo.

Atravesamos un momento en que la economía lo domina todo. Es la alquimia de nuestra época. No es casualidad que se impongan tantos términos de la jerga económica que luego se pueden aplicar a otros campos. Recordemos: ajustes, blanquear dinero, desarrollo sostenible, crecimiento cero, paraíso fiscal.

Se dice que estamos en un mundo secularizado, pero la tradición religiosa está presente con sus imágenes (nunca mejor dicho) en el lenguaje coloquial. Unas muestras: vivir como Dios, armarse la de Dios es Cristo, Dios nos coja confesados, donde Cristo dio las tres voces, hacer el inri, música celestial, acabar como el rosario de la aurora, armar un belén (o un cirio), hacer un pan como unas hostias, comulgar con ruedas de molino. Curiosamente, algunas de esas metáforas sirven para describir acciones violentas.

Es evidente el prestigio que concedemos hoy a la ciencia y la técnica. Lo resumimos en la voz tecnología, que no deja de ser ya una metáfora. Los sociólogos hacíamos encuestas, pero ahora queda más científico llamarlas sondeos o barómetros. Cualquier nuevo organismo público recibirá mejores subvenciones si se denomina observatorio. Por lo mismo, cualquier enseñanza práctica queda mejor si se llama taller. Hacer trampas legales queda muy mal, pero no tanto si se dice que son ingeniería financiera o jurídica.

La base de la ciencia es la matemática y la geometría. También es una fuente de imágenes muy útiles para el discurso de cualquier tipo. Veamos: segmento, sector, círculo, coordenadas, parámetros, triángulo amoroso, segunda derivada.

Todas esas imágenes o comparaciones que cito no sirven de mucho si se circunscriben al campo original. Lo bueno es que se pueden aplicar a cualquier otro razonamiento. No hace falta explicarlas, pues todos saben lo que significan o por lo menos a lo que aluden. A veces resultan difíciles de entender para un extranjero que está aprendiendo nuestra lengua.

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