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Amando de Miguel

La democracia imposible

Nos tendremos que conformar con una apariencia de democracia, como en la mayor parte de los países del mundo.

La democracia es un sistema para la sucesión pacífica y automática en el poder, mediante elecciones regulares, a través de partidos políticos. Parece una exigencia fácil, pero el hecho es que solo se cumple en muy pocos países del mundo. Así pues, habrá que aceptar grados de democracia según se cumplan ciertas condiciones.

La mejor forma de conseguir el objetivo democrático es que haya pocos partidos, idealmente dos, uno de derechas y otro de izquierda. Puede haber más de dos, pero entonces se exige la facilidad para formar dos bloques. En España, y dentro de España en Cataluña, esa condición se cumple malamente. Tenemos demasiados partidos y no es fácil que se agrupen en dos bloques.

No basta con la existencia de pocos partidos políticos. Se añade la condición de que todos ellos intenten representar al conjunto de los votantes, cada uno con su ideología propia. La democracia se falsifica cuando alguno de los partidos representa solo a una parte del electorado. Por ejemplo, a los que se adscriben a una región. En ese caso, más que partidos, son grupos de presión. Con esta segunda condición es claro que la democracia española sigue cojeando; y que perdonen los cojos.

Hay una tercera condición mucho más sutil: que los partidos no pretendan el derecho de veto. Ahora se llama "líneas rojas", que parece más elegante. El derecho de veto consiste en principios ideológicos inamovibles que impiden la formación de bloques o de otros acuerdos. Por ejemplo, "no negociamos con otro partido si no elimina al líder" o “en cuanto lleguemos al poder, derogaremos lo que hizo el Gobierno anterior”. Son formas viciosas de ese execrable derecho de veto. Una vez más, en la situación española actual (y dentro de ella, en Cataluña) es evidente que se registran muchas manifestaciones del derecho de veto. Por este lado, también nuestra democracia muestra un grado de democracia muy bajo. Y que me perdonen los enanos y los bajitos.

Decía que la democracia es un sistema, esto es, un conjunto bien trabado de reglas y relaciones. Hay algunas implícitas. Por ejemplo, que debe asentarse sobre el principio de libertad en todos los campos. Por eso en China no hay democracia. La democracia alcanza un grado insatisfactorio si no se respeta mínimamente la libertad de mercado. En España tenemos ahora partidos que van en contra de la libertad de mercado e incluso se consideran "antisistema". ¿Querrán ser como los chinos?, ¿o como los venezolanos?, ¿o como los cubanos?

Aplíquense las anteriores condiciones para que exista una democracia con un grado aceptable. Se verá entonces que en España (y menos en Cataluña) la democracia resulta imposible. Habrá elecciones más o menos regulares, Parlamentos y Gobiernos elegidos por los parlamentarios, pero todo eso no es más que el andamiaje del edificio democrático. Nos tendremos que conformar con una apariencia de democracia, como en la mayor parte de los países del mundo.

En España

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