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Amando de Miguel

Se precisa un partido conservador

En una democracia desarrollada se necesita el juego de un partido de la derecha y otro de la izquierda. El llamado "centro" resulta ficticio.

O, si se prefiere, liberal-conservador, como se dijo en su día, aunque sería mejor liberalconservador, pues en castellano el guion separa. Pero debe ser una etiqueta breve. De forma más rotunda, un partido de derechas. En una democracia desarrollada se necesita el juego de un partido de la derecha y otro de la izquierda. El llamado "centro" resulta ficticio, asexuado. Solo hay una mano derecha y otra izquierda. La dimensión izquierda-derecha, tan útil, no existe en el espacio, si no es como analogía del cuerpo humano. Por extensión, en el lenguaje marinero, se dice "babor" y "estribor". Para los marinos el barco es una representación del cuerpo humano. De ahí que, en inglés, donde las cosas no tienen género, los barcos sean siempre femeninos. Nosotros podemos decir "los barcos" o "las naves". También podemos decir "los partidos" y "las partidas".

De momento, contamos con un PP un tanto desarticulado, al que se añaden Ciudadanos y Vox, aunque en sus marbetes no admitan la palabra partido. Conviene registrar el antecedente de que popular se adscribió históricamente en varios países a los partidos católicos. O sea, que lo mejor sería reconstituir la Derecha sumando PP, Ciudadanos y Vox, más alguna otra formación.

Una insignia de los partidos situados a estribor es la pública identificación con la bandera de España. Pues bien, en su discurso inaugural Pablo Casado aludió de pasada a la iniciativa de las banderas de España en los balcones de muchas casas. Fue una cita oportuna. La cuestión es que en la plástica azulona del acto no figuraba ninguna bandera de España. A ninguno de los tres mil asistentes al acontecimiento se le ocurrió mostrar una banderita de España. Extraña ausencia para un partido que quiere ser popular. Me pregunto qué dirán nuestros amigos transpirenaicos ante una escena tan desangelada. Señores del PP: ¿es que todavía no se han percatado de que España se descuajaringa? Ante el aniversario del asesinato de Calvo Sotelo, cabe argumentar que preferimos una España roja a una España rota. El cónclave del PP habría sido una buena ocasión para recordar la famosa cita.

Qué gran ocasión desperdició Casado para proclamar que, a partir de ahora, en los actos todos del PP va a ondear la bandera de España. Claro que todavía habría sido más plausible (digno de aplauso) su anuncio de que, a partir de este momento, ningún dirigente del PP irá en coche oficial. O que se iban a cerrar las rutilantes sedes del partido para pasar a alquilar oficinas volanderas, regentadas fundamentalmente por trabajadores voluntarios con vistas a las elecciones. Frente a una izquierda derrochona (por eso quieren un "presupuesto expansivo") debe levantarse una derecha austera. Es lo que más votos atraería.

Aunque la oración inaugural de Casado fue más bien leída (gran error, pues el hombre habla muy bien), asombró su apelación a "nuestro arbitrio tradicional en el Mediterráneo". Puede que yo entendiera bien la frase, pero no creo que se propusiera aludir a las gestas de los almogávares. Por cierto, fueron ellos los primeros en ostentar el gallardete rojo y amarillo para sus naves, de lo que, andando el tiempo, sería la enseña de la Armada y luego la bandera de España. Convendría que don Pablo nos explicara lo del "arbitrio mediterráneo".

Mucho hablar de unidad y de integración, pero nadie se atreve con la necesidad de un gran partido de la derecha. Contaría con una gran masa de seguidores en toda España, incluyendo el País Vasco, Cataluña y Navarra, donde el PP no pasa ahora de testimonial. La unión de distintas fuerzas siempre es difícil porque los dirigentes de una y otra siempre quieren mandar. Pero alguna vez habrá que pensar en los votantes.

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