Menú
Antonio Robles

'El Ministerio del Tiempo'

Ya era hora que España sacara a relucir la fuerza de la creación cultural.

Francesc-Marc Álvaro es un periodista orgánico, uno de tantos profesionales del catalanismo que vive del negocio nacional a base de crear ficciones o apuntalarlas. Como tantos de su generación, pura emanación del pujolismo.

Acaba de publicar un artículo resentido con pluma de seda. No puede ocultar la envidia. Bajo el título "Una teleserie nacionalista", intenta deslegitimar la recién estrenada serie de TVE El Ministerio del Tiempo. Desde la primera palabra hasta la última, sus juicios de intenciones son un lamento inconsciente y rabioso por no habérseles ocurrido a ellos. A los de casa nostra, ya saben, TV3, "la nostra", dicen ellos; "la suya", apostillamos nosotros.

Su argumento es acusarla de apuesta nacionalista. Española, claro. ¡Mira quién fue a hablar! Pero no le voy a desmentir, aunque sea desvarío. Ya era hora que España sacara a relucir la fuerza de la creación cultural para contrastar su historia con las historias nacionalistas que la niegan. Con imaginación, ingenio, ternura, desenfado, y crítica a sus mitos, sin intentar cambiar lo que fuimos ni ocultar lo que hoy nos parece vergonzoso. La historia, para bien o para mal, ya no se puede cambiar, intentar hacerlo siempre fue afán de todos los que quisieron rendir el presente a sus intereses. Como hacen ahora los nacionalistas. A falta de hechos relevantes donde fundar una nación a la medida, convierten cuatro piedras del mercado del Borne en un recordatorio del odio debido al enemigo. 74 millones de euros ha costado la broma. Levantan con el dinero de sanidad un simposio de "España contra Cataluña" para completar el relato y hacen del tricentenario de 1714 una afrenta colectiva eternamente recordada para mantener vivo el odio y abiertas las heridas. TV3 sirve de telonera. Durante 24 horas, los 365 días del año, da cuenta del delirio colectivo. Entre la morralla sin fin, ahí están, para vergüenza de nuestros nietos, Adéu Espanya o L’endemà.

Al contrario de esta bazofia, El Ministerio del Tiempo es una serie original, fresca, documentada, con una dosis equilibrada entre ficción y hechos históricos. La mezcla de los tres protagonistas llegados al presente de siglos distintos relativiza la identidad de lo que fuimos, haciendo de nuestro presente un lugar de encuentro. La elección es generosa. La inteligencia, la preparación intelectual y la emancipación de la mujer la representan una catalana del siglo XIX, el honor, la lealtad y el nacionalismo, un soldado de los Tercios de Flandes del XVI, el pragmatismo y la postmodernidad, un sanitario del Madrid actual. Hay tantos recovecos, posibilidades y matices que harán de la serie una joya para repasar nuestra historia sin maltratarla. El aliño para lograrlo promete: a nuestros clásicos se les baja del pedestal de la historia para convertirlos en mortales a través de la crítica y el desenfado. Las pujas del guionista a Lope de Vega o a Velázquez son originalísimas, los golpes de ingenio para romper un trance histórico a través de cualquier ocurrencia de la vida cotidiana actual, acertadísimos. En una palabra, la serie destila inteligencia y buen humor. También dialéctica. Barrunto que el personaje de Lola Mendieta, funcionaria del ministerio del tiempo, supuestamente vendida al enemigo, acaba de introducir en el tercer capítulo el enfrentamiento entre progresistas y conservadores. Quiere trasladar a la historia, para cambiarla, las mejores ideas, que fueron combatidas por las mentes más retrógradas. ¿Pero tiene derecho a hacerlo? El Ministerio del Tiempo está para preservar la historia tal como ha sido, no para cambiarla. Una buena cuestión que me enlaza de nuevo con la crítica de Marc-Álvaro a la serie. El catalanismo actual también quiere cambiar la historia. Y ya vemos mediante qué tretas y con qué fines.

Yo me conformaría con que nuestras escuelas y medios de comunicación enseñaran a nuestros hijos los hechos de la forma más neutral posible. Es el presente el que tenemos que cambiar para mejorarlo, no la historia para utilizarla en nuestro beneficio.

Enhorabuena, la serie es una fuente de inspiración. Capítulo I: el tiempo es el que es. Capítulo 2: tiempo de Gloria. Capítulo 3: Himmler en España. Así se recupera la hegemonía cultural perdida.

Temas

En España

    0
    comentarios