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Carlos Pérez Gimeno

Carmen Cervera no aprende

Borja y Blanca Thyssen, como viene siendo habitual, continúan haciendo su vida igual de unidos que siempre, y con motivo del cumpleaños de su hijo mayor, Sacha, organizaron una divertida fiesta.

Como todos los niños de su edad, Sacha llevó caramelos al colegio para repartirlos entre sus compañeros de clase y, además, sus padres le organizaron una fiesta en su casa, con merienda incluida, donde los peques se lo pasaron en grande.

A media tarde llegó el absurdo telegrama de la abuela paterna. Como es de suponer, el niño, que cumplía 4 años, ni se enteró. Cuando el padre vio el sobre y lo abrió, lo único que dijo fue "Sin comentarios", sin querer revelar el contenido del texto.

Carmen Cervera continúa haciendo el ridículo más espantoso, igual que en los anteriores, enviando esa felicitación sin ir acompañada de un regalo, que es en verdad lo que les gusta a los niños. Una demostración de cariño muy acorde con la edad del crío. Parece mentira que sea tan poco inteligente y no se dé cuenta de lo equivocada que está.

Dentro de unos días, con toda seguridad, hará unas declaraciones rasgándose las vestiduras, diciendo lo dolida que está al no haber obtenido respuesta por parte de su hijo, que lógicamente habrá tirado el telegrama a la basura.

Parece mentira que no se pare por un momento a pensar lo mal que lo está haciendo y deje de una vez de pelear por una guerra que tiene totalmente perdida, ya que su hijo y su nuera van a continuar haciendo su vida. No descartan aumentar la familia en un futuro no muy lejano, y continuar siendo felices, disfrutando de sus hijos.

Carmen Cervera, por su parte, continuará con su lucha, que ni Borja ni Blanca hubieran comenzado nunca. Ella sabrá.

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