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Cristina Losada

La peña del cese medio definitivo

Para el PNV y cuantos apremian al Gobierno, el cese definitivo es tan poco definitivo, que hay que conceder más gratificaciones a la ETA para que sea, digamos, definitivamente definitivo.

En uno de los rituales que los nacionalistas celebran para  rendirse culto, Iñigo Urkullu pidió a Rajoy inmediato movimiento. "¡Muévase!", clamó el  PNV, un partido tan inmóvil que sigue en sus trece desde su fundación a finales del XIX. Hay que decir que el jeltzale no lanzó su exigencia limpiamente, sino que lo  hizo metiendo la escalera. Pues la escalera del gallego se vislumbraba en  las palabras que dirigió al presidente: "La situación ha cambiado, suba las escaleras", y también: "Ahora toca subir las escaleras, no esperar en el rellano". Lo que yo espero ahora es que las instituciones, las gallegas primero, manifiesten su más enérgica protesta por haber recurrido Urkullo al dicho lamentable y ofensivo. Tenemos un  sonado precedente de esa clase de quejas y  creo que debería establecerse una pena –de telediario, por lo menos– para todo político que asocie a un gallego con una escalera.

Los seguidores de Sabino Arana no son los únicos que reclaman movimiento al Gobierno. Hay toda una peña, que incluye a los socialistas, que presiona a fin de que se mueva en el sentido de satisfacer a los presos de ETA y a sus testaferros. Esto, así dicho, no es novedad. Sin embargo, hay una diferencia. Antes querían medidas apaciguadoras para lograr que el terrorismo desapareciera; ahora quieren medidas apaciguadoras porque el terrorismo ha desaparecido. Predicaban que el diálogo, el acercamiento de presos, la participación política y el resto de la lista, eran condiciones necesarias para el fin de ETA, pero resulta que siguen siendo imprescindibles una vez que ha declarado su "cese definitivo". Y de eso tienen nuestros pedigüeños la más absoluta de las certezas: el cese es definitivo.

Nada puede ser y no ser  al mismo tiempo, sentenció Aristóteles. Pues no, señor. Para el PNV y cuantos apremian al Gobierno, el cese definitivo no es definitivo. Es tan poco definitivo, que es preciso conceder  más premios y gratificaciones a la ETA y sus cohortes para que sea, digamos, definitivamente definitivo. Salvo que estemos ante un trastorno cognitivo y en el campo de la  psiquiatría, tan  hiriente incongruencia nos remite a un descaro manifiesto de quienes quieren salirse con la suya en cualquiera de los casos. Y la suya es, por resumir, contentar al conglomerado terrorista. Sin cese o con cese, exigen lo mismo. No se han movido un milímetro y conminan a Rajoy a moverse. Hará falta una buena escalera para que bajen de tan alto disparate.

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