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Daniel Blanco

Todo lo malo le pasa al Barcelona

El partido del equipo en Pamplona no el fue el peor. Fue decente, con momentos de gran bloque, estropeado por despistes impropios.

El partido del equipo en Pamplona no el fue el peor. Fue decente, con momentos de gran bloque, estropeado por despistes impropios.
Todo lo malo le pasa al Barcelona. | EFE

Sorteando como puede la emboscada a la que se prestó viniendo al Barcelona. Alternando tardes buenas con regulares y con muy malas. Empezando a entender qué es ser entrenador de este equipo. Así está Xavi Hernández. No sabe si va en una dirección o en la contraria, no sabe si conduce recto o torcido. Pero a mediados de diciembre el técnico no sabe qué tiene entre manos. Y así es muy complicado manejar el timón de una gran embarcación.

El partido que despachó el Barcelona en Pamplona no el fue el peor, ni mucho menos, de la era Xavi. Fue decente, con momentos de gran bloque, de tener las cosas más claras. Fue un partido para ganar, para compactar un poco al grupo, de dar una alegría en una semana tétrica. Fue un partido de tres puntos, de lucha, de brega pero que se estropeó por despistes impropios. No fue un partido de empate pero el Barcelona ha abandonado ya cualquier lógica hace mucho tiempo. Hace ya dos años que a este club todo lo que le pase es normal aunque sea lo más estrambótico que puedes imaginar.

El equipo recibió el primer golpe seco cuando Osasuna empató un minuto después de adelantarse el Barça en el marcador. No le duró ni 80 segundos la alegría. Fue un comienzo serio del equipo azulgrana, con la cabeza fria, con un gran gol de Nico. Todo empañado por un balón aéreo rematado, sólo en la frontal, por David García, desmarcado y sin atención de ningún rival.

Es el estado en el que se encuentra el Barcelona. Todos, el entorno, el club, los aficionados. Le pinchas a un seguidor culé y no le sale sangre. Le dices que va a perder con este o con el otro y te lo firma. El Barcelona se cae poco a poco, se muere sin tener opción a respiración artificial. El cadáver puede estar listo después de navidad. Sólo una dosis de optimismo, cualquier clavo ardiendo resucita a este grupo, muerto por dentro.

Porque a este equipo le hunden aunque juegue decentemente. La segunda parte de la tarde de Pamplona fue eso, decente, aseada. El Barça asestó un golpe casi mortal con el 1-2 de Abde. Pero a cuatro minutos del final le volvió a visitar la fatalidad. Un balón que se despeja de cien veces, noventa y nueve. Pero no es el momento de esperar cosas lógicas en el seno de este equipo. Todo lo malo le pasará, incluido un gol de doble rechace defensivo.

Así pasa otra jornada de Liga y el Barcelona, como de costumbre este año, está más lejos del Madrid. Ya no es el equipo de Ancelotti el rival pero estar a 18 puntos del líder es una situación tan límite que todo lo que le ocurra al equipo será mejorar. Porque ir a peor se me antoja complicado.

Antes de terminar el año el Barça recibirá al Elche y visitará Sevilla y para inaugurar 2022 visitará Palma de Mallorca. Enero es un mes copero al que el Barcelona, cual dosis de morfina para un dolor insoportable, se tendrá que agarrar. La competición del K.O. puede regalarte, con tres partidos medio decentes, unas semifinales y olisquear un título imposible ahora mismo. El Nápoles vendrá en febrero en la fatídica y envenenada Europa League. No es el paraíso pero el Barcelona tendrá que ver algo de luz, porque como siga viendo oscuridad esto va a ser muy largo.

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