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Dr. F. Javier Abad Santos

Medicamentos falsificados

La falsificación alcanza hoy a cualquier medicamento, incluidos antidiabéticos, anticancerosos o antibióticos comunes.

La falsificación alcanza hoy a cualquier medicamento, incluidos antidiabéticos, anticancerosos o antibióticos comunes.
Pastillas de Viagra | Pixabay/CC/PublicDomainPictures

El comercio de productos falsificados es una realidad por todos conocida y que en la actualidad abarca diferentes sectores industriales; desde artículos de lujo, (prendas de vestir, complementos de moda, relojes…), productos de consumo general (artículos deportivos, perfumería y cosmética, juguetes), productos intermedios (repuestos y recambios, máquinas, sustancias químicas), hasta productos de consumo que afectan o pueden influir en la salud y la seguridad de las personas; alimentos, bebidas, equipos médicos, productos farmacéuticos y medicamentos.

Según la OMS, los medicamentos calificados como falsos pueden ser productos correctos comercializados en un envase falsificado, o bien productos que no contienen principios activos o en cantidades insuficientes, o también medicamentos en cuyas etiquetas puede aparecer información falsa acerca de su identidad o su fabricante. Los medicamentos de calidad inferior son productos cuya composición e ingredientes no cumplen las especificaciones científicas correctas y que, como consecuencia, a menudo no hacen efecto y resultan peligrosos para el paciente.

De forma análoga a la venta de otro tipo de productos cada vez más frecuentemente a través de nuevos canales comerciales, fuera de lo que podríamos llamar una tienda convencional, no es extraño encontrar medicamentos ofrecidos fuera de su canal legal, esto es, a través de una oficina de farmacia.

Aunque en Internet hay farmacias legalmente autorizadas, en las que aparecen datos del farmacéutico titular y dirección de la farmacia, cada vez son más los negocios que, operando en la web y bajo un aspecto aparentemente respetable y legal, ofrecen medicamentos sin receta, medicamentos no autorizados en España, o bien medicamentos de calidad inferior o falsificados, pero en cualquier caso, sin garantías de seguridad, eficacia y calidad.

Si bien en un principio los medicamentos susceptibles de ser falsificados eran los de precio más elevado, como los indicados para la disfunción eréctil y los anticancerosos, la falsificación alcanza hoy a cualquier medicamento, incluidos antidiabéticos, anticancerosos o antibióticos comunes. Además, se han detectado falsificaciones de medicamentos no solo "de marca", sino también medicamentos genéricos.

Hay una línea más perversa aún si cabe, que es la de de falsificación y distribución de medicamentos contra enfermedades como la malaria o la tuberculosis, que son endémicas o simplemente más comunes en países con bajo nivel de desarrollo y por tanto con sistemas regulatorios más pobres.

A nivel nacional, podemos asegurar que nuestro sistema de distribución de medicamentos es suficientemente seguro, no habiéndose observado la presencia de medicamentos falsificados. No obstante, tras detectar la circulación de medicamentos falsificados en los canales legales de países de nuestro entorno, hace poco más de diez años, se pone en marcha la Estrategia Frente a Medicamentos Falsificados, coordinada por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), con el fin de mantener protegido nuestro canal farmacéutico.

La reglamentación Europea a través de sus Directivas, establece un código comunitario sobre medicamentos de uso humano, en lo relativo a la prevención de la entrada de medicamentos falsificados en la cadena de suministro legal, en el que incluye una serie de medidas encaminadas a aumentar los controles en la fabricación e importación de principios activos, reforzar los canales de distribución, así como la obligatoriedad de introducir dispositivos de seguridad en cada uno de los envases de los medicamentos con riesgo de ser falsificados.

Como consecuencia, en las próximas semanas empezaremos a observar que en el envase de algunos de los medicamentos que se dispensarán en las farmacias aparecerán dos dispositivos de seguridad; el precintado del envase que permite verificar que no ha sufrido manipulación alguna y la inclusión del identificador único. De esta forma, el conocido código de barras que definía cada medicamento pasará a ser sustituido por una secuencia única incluida en un código bidimensional -datamatrix- que permite la identificación de cada uno de los envases de ese mismo medicamento.

Este identificador único hará posible identificar y verificar la autenticidad de cada envase de un medicamento tantas veces como se quiera y durante todo el proceso de distribución, hasta su llegada a las farmacias que verificarán la autenticidad del envase mediante una conexión telemática con una base de datos "en la nube" y desactivará dicho identificador único en el momento de su dispensación.

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