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EDITORIAL

Andalucía: lo que PP y Vox deben dejar claro de inmediato

Si absurdo es jugar al escondite respecto a los socios naturales del PP en Andalucia, no lo es menos respecto de quien va ser el candidato de Vox

Está por ver que el PP arrase en las próximas elecciones autonómicas andaluzas hasta el extremo de obtener más escaños que todas las formaciones de izquierda juntas, tal y como pronostica el sondeo de Data 10 que publicaba este martes OK Diario. Lo que es innegable es que todas las encuestas, incluida esta última, aseguran que Juanma Moreno no podrá renovar como presidente de la Junta si no es con el apoyo de Vox, bien sea mediante su abstención o mediante su voto afirmativo.

Ante este panorama, el PP debe asumir que, por muy legitima y lógica que sea su aspiración a gobernar en solitario, tiene el derecho y el deber de llegar a alguna clase de acuerdo con Vox, acuerdo que dependerá de sus posiciones relativas. Así, si Moreno se queda a las puertas de la mayoría absoluta, como le sucedió a Isabel Díaz Ayuso, bien podría valerle un acuerdo puntual de investidura, como se hizo en Madrid. Ahora bien, si necesitara el apoyo de Vox de forma mucho más decisiva, como en Castilla y León, el acuerdo podría y debería ser de gobierno, al modo en que de hecho ha gobernado con Ciudadanos. Lo que no se puede es volver a las andadas y repetir en Andalucía el bochornoso espectáculo de ver a un candidato del PP a la presidencia de un Gobierno autonómico afirmar que "preferiría repetir las elecciones antes que llegar a acuerdos con Vox", tal y como afirmó Alfonso Fernández Mañueco cuando obedecía las órdenes de Pablo Casado y Teodoro García Egea.

Aun cuando Juanma Moreno no haya llegado, afortunadamente, a esos insensatos e irresponsables extremos, es preocupante que se presente como candidato antagónico a Vox, tal y como ha hecho al afirmar: "Si Olona es Le Pen, yo podría ser Macron". Esperemos, por el bien de Andalucía, que ni Moreno ni Olona sean ni lo uno ni lo otro, y que, lejos de representar el estatismo, el intervencionismo y la adicción al gasto público que hace tan indiferenciables a Le Pen y a Macron, sean exponentes de una propuesta reformista liberal y conservadora que tanto necesita Andalucía.

Bien es cierto que Vox tampoco ayuda a limar esos antagonismos –ni a dejar claro su programa liberal-conservador– con sus fervorines pro Le Pen, líder de un partido que no pertenece a la misma Internacional que Vox y cuya aversión al libre comercio y al libre mercado, así como su adición al gasto público, al intervencionismo y al estatismo nada tiene que ver afortunadamente con el programa de Vox ni de los partidos que, junto al de Abascal, conforman el Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos. A este respecto, y dejando el asunto de la inmigración ilegal, Le Pen tiene más puntos en común con Podemos que con Vox, aunque esto no parezca tenerlo claro, desde el punto de vista intelectual, un colectivista como Buxadé.

Finalmente, cabe señalar también que resulta incomprensible que a estas alturas Vox no haya nombrado oficialmente a Olona candidata a la presidencia de la Junta. Y es que, si absurdo es que el PP juegue al despiste respecto de sus posibles alianzas postelectorales, no lo es menos que los de Abascal jueguen al escondite con su candidato autonómico.

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