La encuesta del CIS que se ha hecho pública este miércoles dibuja varias tendencias que resulta interesante analizar. La primera es, obviamente, la recuperación del PP, que experimenta una notable subida en intención de voto.
No obstante, los populares siguen muy lejos de un resultado que les permita conformar un Gobierno medianamente estable: según la proyección de escaños a la que ha podido acceder Libertad Digital, el PP se quedaría por debajo de los 140 diputados, y Ciudadanos –el único socio importante con el que a priori podría pactar– se quedaría en 24, una suma (164) muy alejada de la mayoría absoluta (176).
Otra tendencia interesante es que el PSOE parece haber detenido la sangría de votos que, con algunos vaivenes, ha venido sufriendo durante prácticamente toda la legislatura. Los socialistas se consolidan en una porcentaje de voto cercano al 25% y, sobre todo, dejan cada vez más atrás la amenaza de sorpasso del partido ultra Podemos.
Visto en conjunto, el gran mensaje de este sondeo quizá sea que el bipartidismo no está muerto, de hecho recupera posiciones, si bien muy moderadamente. De hecho, el panorama habla más de un escenario a cuatro que a dos, pues tanto Ciudadanos como Podemos parecen haber llegado para quedarse, por lo menos a medio plazo.
Afortunadamente, los ultras de Pablo Iglesias siguen cayendo, y puede que de hecho estén incluso por debajo por lo consignado en la muestra, dado que por su fecha de elaboración no ha podido reflejar el impacto del papelón de los hermanos griegos de Podemos en sus negociaciones con Europa y los bochornosos espectáculos que están dando los neocomunistas en plazas cruciales como Madrid y Barcelona.
El partido que ha protagonizado la más fulgurante irrupción de la historia reciente de España ya no parece en condiciones de ganar las elecciones, pero sí puede ser capaz de condicionar el escenario postelectoral, sobre todo si se tiene en cuenta la infame y demencial estrategia del PSOE, que está demostrando no detenerse ante nada con tal de apartar al PP del poder: si tiene que entregarlo a enemigos declarados de España, lo hace sin el menor problema.
Ciudadanos, por su parte, parece estar pagando el precio de su aterrizaje en la política real y de una estrategia de pactos tras el 24-M que, no sólo por en el fondo sino sobre todo en su puesta en escena, quizá no fue la más afortunada.
Es difícil saber la evolución de este partido, que tiene un gran candidato para las generales –mucho mejor que los que ha presentado en plazas como Madrid o Andalucía– pero que también puede verse afectado por ese voto útil… que no siempre lo es.
En cualquier caso, el calendario puede convertir en papel mojado estos sondeos veraniegos, sobre todo a partir de lo que ocurra el 27-S en Cataluña, pues esas elecciones seguramente van a alterar el escenario político no sólo en el Principado sino en toda España. Y obligar a los partidos a redefiniciones y tomas de posición cruciales.