Menú
EDITORIAL

El consenso que debe buscar Rajoy es con sus votantes

Considerar el "diálogo social" como un fin en sí mismo ha sido una de las grandes tragedias de la economía española cuyos efectos todavía padecemos.

Lo mejor que se puede decir sobre la reunión que ayer mantuvo Rajoy con los sindicatos mayoritarios y la patronal es que no sirvió para nada. Apremiado por las encuestas de opinión y por algunas sugerencias más o menos veladas procedentes de la Jefatura del Estado, el presidente del Gobierno decidió organizar una tertulia con los "agentes sociales" sin que se haya podido saber cuál era el objetivo real de la convocatoria. El propio Rajoy tuvo que salir después del encuentro a explicar el acuerdo para la creación de "grupos de trabajo" como principal fruto de la reunión, prueba evidente de que el encuentro ha constituido un fiasco absoluto.

Pero como decíamos al principio, a tenor de las propuestas que los referidos agentes sociales llevaron consigo a la reunión esta es la mejor noticia que podíamos recibir los españoles. Si alguien hubiera querido resumir en trece folios las decisiones políticas y económicas que mejor garantizaran nuestra ruina definitiva como país el resultado no habría sido muy distinto del plan que CCOO y UGT le entregaron ayer a Rajoy. Sumemos a este despropósito sindical la predilección de las organizaciones empresariales por el gasto público como estímulo artificial de la economía y el panorama no podía haber sido más preocupante para los españoles en caso de que se hubiera alcanzado algún tipo de acuerdo.

Considerar el llamado "diálogo social" como un fin en sí mismo, que es el esquema en que parece moverse también el actual Gobierno, ha sido una de las grandes tragedias de la economía española en los últimos años cuyos efectos letales todavía padecemos. Son precisamente las propuestas sobre mercado laboral y política económica consensuadas con los sindicatos de izquierdas y la CEOE las que nos han llevado a superar los seis millones de parados, un motivo suficiente para evitar incidir en el futuro en tan descomunal error. Los interlocutores elegidos por Rajoy son parte fundamental del problema, no la solución.

Con una mayoría absoluta más que holgada, ningún Gobierno necesita desvirtuar su política económica con recetas tantas veces fracasadas. En el caso del Partido Popular se da además la circunstancia de que el programa económico con el que concurrió a las elecciones sigue todavía inédito a la espera de que el Gobierno decida comenzar a ponerlo en práctica. Es lo que esperan los votantes del PP, con cuyo consenso Rajoy no parece tener el menor interés en contar.

Temas

En España

    0
    comentarios