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EDITORIAL

Iglesias y Podemos: de corrupto en corrupto

Pablo Iglesias viaja hasta Argentina para postrarse a los pies de una Cristina Kirchner con numerosas cuentas pendientes con la Justicia.

Ni sumando una veintena de Gürtels, ni tan siquiera con un par de casos ERE es probable que alcanzásemos un nivel de corrupción que sea posible comparar con lo robado en la Argentina de Cristina Fernández y su marido Néstor Kirchner.

Un matrimonio que, coincidiendo con su paso por el poder, logró forjarse una formidable fortuna de la que nos da una idea que el procesamiento de la propia expresidenta se viese acompañado de una fianza de nada más y nada menos 660 millones de dólares, una cifra que no está nada mal para los que eran una pareja de abogados de provincias.

Con todo, lo peor del mandato de Fernández de Kirchner no ha sido esa espantosa corrupción sino su cada vez más evidente implicación en la ocultación de uno de los mayores atentados terroristas de la historia de Argentina: la voladura de la sede de la Asociación Mutual Israelita de Argentina en la que fueron asesinadas 85 personas.

Pero ni la corrupción a gran escala ni los vínculos con el terrorismo han impedido a Pablo Iglesias viajar hasta Argentina para rendir pleitesía a la expresidenta, hacerse unas fotos con ella y colmarla de elogios, mostrándose "impresionado" por "su personalidad y la dimensión de liderazgo que tiene en Argentina" y señalándola como "una dirigente muy solvente", lo que sin duda es irrebatible si hablamos del patrimonio acumulado por ella y su familia.

A estas alturas, la connivencia de Podemos con los peores líderes y los peores regímenes del panorama internacional no nos sorprende, pero tampoco deja de provocar una inmensa repugnancia. Más aún cuando el partido morado se presenta ante los españoles como la única receta capaz de acabar con una corrupción que sin duda ha existido en España, pero que incluso en los peores momentos ha estado siempre muy lejos del latrocinio del peronismo argentino o de las multibillonarias fortunas que ha generado y está generando el narcorégimen bolivariano.

Lo cierto es que pese a su retórica y su demagogia los podemitas parecen tener una atracción fatal por los partidos más corruptos que también les lleva a acercarse tanto como pueden al separatismo del 3% y los Pujol, probablemente el peor caso de corrupción de Europa Occidental.

Afortunadamente, la sociedad española se está dando cuenta de que de un partido que elogia a los ladrones, a los criminales y a los liberticidas no se puede esperar otra cosa que robo, crimen y dictadura. Ese es Podemos y, pese al ominoso e incondicional apoyo de tantas televisiones y tantos medios, ya es imposible no verlo.

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