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EDITORIAL

Avalar la corrupción

El único cambio que se atisba en las filas de socialistas es el que se produce en el mercadeo de los apoyos y las complicidades de cara a imponerse en el Congreso y hacerse con el poder del partido.

No ver, no oír, no hablar. De esta forma se podría describir la reacción de los principales dirigentes del PSOE ante la monumental y escandalosa noticia de que parte del dinero de los ERE en Andalucía se dedicó a pagar cocaína, alcohol y juergas. Así, el actual presidente de la Junta, José Antonio Griñán, que durante su etapa como consejero de Economía y Hacienda no quiso oír las numerosas advertencias de la Intervención General respecto al irregular procedimiento de la concesión de esas subvenciones, tampoco ha querido hablar este lunes, día en que se dio a conocer el escándalo. Bien es cierto que Griñán ha llevado buen cuidado en pactar su entrevista con un "periodista" del programa La hora de Andalucía de Canal Sur Radio que acreditó no tener el más mínimo interés en preguntarle por el asunto.

Carme Chacón, sin embargo, no puede permitirse ese lujo en las ruedas de prensa que está dando en su campaña por el liderazgo del PSOE, por lo que no ha podido evitar este martes que se le preguntara por el asunto. Así, a preguntas de esRadio en relación al masivo fraude que ha constituido el caso de los ERE en general, y de la compra de drogas en particular, Chacón ha salido con que "el fraude masivo son las medidas de Rajoy destinadas a empobrecer a los trabajadores y las clases medias".

La desfachatez de Chacón es de tal magnitud que parecería que, más que buscar avales para su candidatura, lo que pretende es avalar casos de corrupción tan sumamente graves como el que nos ocupa. Si algo ha golpeado a las clases medias y a los trabajadores de nuestro país son los cinco millones de parados que han dejado en herencia los socialistas, además del ruinoso y fraudulento estado de las cuentas públicas que Rajoy trata ahora de subsanar. Ya podrá Chacón llenarse la boca con promesas de "abrir una nueva etapa y un nuevo tiempo" en el PSOE; ya podrá invocar a "los trabajadores y las clases medias" todo lo que quiera; pero si sigue mirando hacia otra parte, incluso ante el latrocinio que han constituido los expedientes de regulación de empleo en Andalucía, demostrará que sólo es más de lo mismo.

Claro que, quien compite con Chacón a la hora de liderar el PSOE no es que sea mejor, precisamente: Rubalcaba, que eligió Andalucía para celebrar su primer acto de campaña, no solo guardó silencio sobre el escándalo, sino que destacó la "solvencia" de Griñán y, con un cinismo similar al de su competidora, añadió que los andaluces "saben lo que pasa en Andalucía y en España". Desde luego, la trayectoria de Rubalcaba y su responsabilidad en los peores casos de corrupción de la historia reciente, no permitía concebir esperanza alguna de que ahora, por mucho que trate de borrar de un plumazo su oscuro pasado, enarbolase, de verdad, la bandera de la regeneración democrática.

El único cambio que se atisba en las filas de socialistas es el que se produce en el mercadeo de los apoyos y las complicidades de cara a imponerse en el Congreso y hacerse con el poder del partido. Lo que parece claro es que la catarsis que debería haber inducido en el PSOE su fracaso en las generales no se ha producido. Esperemos que lo logre una más que merecida derrota en las andaluzas.

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