Menú
EDITORIAL

Los dos grandes partidos, en las peores manos

Mariano Rajoy y Pedro Sánchez tienen una responsabilidad tremenda en el actual y deplorable estado de cosas. Si hubiera terceras elecciones, deberían dimitir.

Pasan los días, los meses y todo sigue igual en la arena política: no hay Gobierno porque no hay acuerdo entre los partidos que tienen en su mano el desbloqueo de esta exasperante y bochornosa situación. Hablan y no paran del momento trascendental por el que atraviesa España, de la necesidad de pactos y de evitar por todos los medios una nueva convocatoria electoral, pero nada hacen que no conduzca, precisamente, a una nueva convocatoria electoral.

Los irresponsables partidos responsables de este ominoso día de la marmota que dura ya nueve meses son el PP y el PSOE, indignos peleles en manos de sus líderes actuales, los tan mediocres como egoístas Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, que se creen imprescindibles cuando lo cierto es que son una auténtica rémora y unos lastres pesadísimos que están hundiendo a sus respectivas formaciones y paralizando las instituciones de la Nación.

Su actitud es, sencillamente, impresentable. ¿Cómo pueden darse esos aires y adoptar esas actitudes cuando han provocado pérdidas millonarias de electores a sus propios partidos? El PP ha pasado de 11 millones de votos en 2011, que sumaban el 45% de los emitidos, a 8 millones en 2016, el 33% en el recuento. Por su parte, hace cinco años el PSOE, que ya estaba en caída libre, cosechó 7 millones de votos, el 29%, mientras que el pasado junio no sumó más de 5,5 millones, el 23%. Estas cifras calamitosas han hecho que el bipartidismo imperfecto en que imperaban haya dado paso a un panorama en el que ya no son dos sino cuatro las fuerzas políticas mayoritarias, en el que el PP ni sueña con volver a obtener una mayoría absoluta y en el que el PSOE incluso ve amenazada su posición hegemónica en la izquierda ante el empuje de los neocomunistas de Podemos y sus compañeros de viaje.

La situación de populares y socialistas es crítica, pero cualquiera lo diría, escuchando al par de ungidos que tienen por líderes, que sin vergüenza se lanzan acusaciones cruzadas de obstruccionismo extremadamente perjudicial para los intereses de la Nación y se presentan como únicos garantes de la estabilidad que no hacen más que evitar. Siempre que hablan del otro, tienen razón.

Albert Rivera, el único político que viene estando a la altura, ha pedido a Rajoy y Sánchez que desbloqueen la situación. Pero está claro que no lo harán. Ellos están en el cuanto peor, mejor; en ahondar las diferencias que separan a sus formaciones en lugar de abundar en los numerosos puntos en común que tienen, como partidos socialdemócratas que son, para llegar a un acuerdo de largo aliento que cierre el paso a las lacras que representan los separatistas y los neocomunistas.

Mariano Rajoy y Pedro Sánchez tienen una responsabilidad tremenda en el actual y deplorable estado de cosas. Si finalmente forzaran a los hastiados españoles a acudir a una tercera cita con las urnas en sólo un año, los dos deberían tener un mínimo de decencia y presentar la dimisión. Y si no lo tuvieran tendrían que ser sus partidos los que les pusieran de una vez en su sitio: es decir, en sus respectivas casas. Aunque sólo fuera por mera supervivencia.

Temas

En España

    0
    comentarios