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EDITORIAL

Papelón de la 'derechita cobarde' en Murcia

Con este tipo de rendiciones a la izquierda no hace sino dar razones para que se le moteje de esa forma que tanto le molesta.

Los cuatro partidos con representación en el Parlamento regional murciano han aprobado por unanimidad una reforma del estatuto de autonomía saturada de izquierdismo de la peor estofa, con escandalosas concesiones a la ideología de género y la memoria histórica, armas que utiliza la izquierda siniestra para amedrentar y dominar al centro y, sobre todo, a la derecha.

PP y Ciudadanos se han sometido a los dictados de PSOE y Podemos y dado su respaldo a un texto basado en los tóxicos dogmas de estos últimos, lo cual supone una humillación autoinfligida y una afrenta para sus votantes, que para colmo son muchísimos más que los de los partidos de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

El nuevo estatuto murciano no difiere en líneas generales de los últimos que pasaron con éxito el filtro del Parlamento nacional. Todos ellos, sin excepción, establecen nuevos derechos basados en la ideología de género, patrocinada por el tóxico feminismo izquierdista, y consagran la infame y falsaria memoria histórica, que pretende excitar los odios cainitas a través de la reescritura de la Guerra Civil.

El despropósito es de tal calibre que hasta en la cuestión del agua, asunto de extraordinaria importancia en el Sureste, queda patente la rendición de Cs y PP ante la izquierda y su particular concepción de la sostenibilidad, mantra utilizado para que cualquier expectativa de desarrollo económico quede al albur de lo que decidan partidos como PSOE y Podemos y las organizaciones ecologistas de corte más radical.

Los diputados de PP y Ciudadanos han tragado a sabiendas de los perjuicios que este nuevo estatuto va a causar a los murcianos. Todo para que la minoritaria y marginal izquierda local les conceda el carné de demócratas y acepte en el Club del Buen Progresista. Lo peor es que saben que no les darán ese patético gusto.

Con semejante rendición, los dos partidos del centro-derecha murciano abren las puertas a que la izquierda pueda operar sin la menor traba si algún día llega al poder en la Región, algo que resultaba impensable pero que, a poco que PP y Cs se empeñen, más pronto que tarde sucederá.

Esto es lo que ha hecho el PP de Pablo Casado y del murciano Teodoro García Egea. Ya pueden desgañitarse después rechazando el apelativo de "derechita cobarde" que Vox les ha adjudicado, pero lo cierto es que con este tipo de rendiciones a la izquierda, incluso en feudos como Murcia, no hacen sino dar razones para que se les moteje de esa forma que tanto les molesta.

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