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EDITORIAL

Pedro Sánchez y el guerracivilismo liberticida del PSOE

El presidente del Gobierno recupera el siniestro objetivo del infame Zapatero de demonizar y deslegitimar al centro-derecha.

Poco ha durado la imagen de modernidad y centralidad de un Ejecutivo que se vendió como de gran capacidad técnica Y que habría confeccionado Pedro Sánchez con la idea de deslumbrar a la ciudadanía en el ámbito de la gestión y asegurarse así la victoria en las próximas elecciones generales. Pues bien, no lleva ni dos semanas en el poder y ya ha anunciado una ofensiva parlamentaria en toda regla para demonizar y deslegitimar a la derecha con las mismas armas que empleó el infausto José Luis Rodríguez Zapatero, uno de los personajes más siniestros de la etapa democrática.

No otra cosa busca el PSOE con su nueva vuelta de tuerca a la infame Ley de Memoria Histórica en forma de propuesta de modificación que devendrá proyecto de ley para "cerrar aquellas fisuras por las que se fugaba, gracias a la derecha española, el cumplimiento de la ley", según proclaman los socialistas con analfabetismo y sin vergüenza por voz de su secretario de Justicia y Nuevos Derechos (sic), Andrés Perelló.

De salirse Pedro Sánchez el liberticida con la suya, la legitimidad democrática la dictarán en España los que idealizan la época de las chekas, el asesinato masivo de católicos, el exterminio de religiosos, la quema de iglesias, la destrucción del patrimonio nacional y el enfeudamiento de la Nación a la URSS del megacriminal Stalin. Tan es así, que los que discrepen de la tan falsaria como repugnante interpretación sectaria que de la II República y la Guerra Civil hace la peor izquierda serán perseguidos por la Justicia, lo que hará de ésta una mera herramienta al servicio de la injusticia y la mentira dedicada a aniquilar cualquier disidencia ideológica.

La aprobación del proyecto del zapatérico Sánchez tendría consecuencias mucho más graves de lo que PP y Ciudadanos pretenden hacer creer. Los dos partidos que representan al centro-derecha vienen contemporizando con las pretensiones sectarias de socialistas y comunistas en este asunto como consecuencia del terrible complejo que atenaza a sus líderes cada vez que salen a la palestra la II República, la Guerra Civil y el franquismo. La clave no está en la exhumación del cadáver de Franco o en el destino del Valle de los Caídos. El verdadero objetivo de Sánchez y sus intoxicadores es expulsar de la vida política a los que no comulguen con las premisas ideológicas impuestas por la izquierda desde el Gobierno, un Gobierno comandado por el PSOE, con su pasado criminal y criminógeno, tan tremendamente responsable del colapso de la República y del estallido de la Guerra Civil.

Lo que se dirime, por tanto, es la propia supervivencia política de liberales y conservadores, y la posibilidad de disputar el poder a la izquierda en condiciones democráticas. Así las cosa, la inacción de PP y Ciudadanos ante esta ofensiva no sería solo una intolerable muestra de cobardía, sino la peor traición posible a los españoles que quieren dejar atrás los rencores del pasado y forjar un futuro en democracia, paz y libertad.

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