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EDITORIAL

Podemos quiere arruinar la agricultura levantina

El partido del potentado comunista Pablo Iglesias parece tener como objetivo acabar con la agricultura del Levante, y a ello se aplican sus cabecillas cada vez que tienen ocasión.

La locuaz podemarra Ione Belarra –que aún no ha tenido tiempo para comentar el espeluznante caso de la secuestradora de niños María Sevilla, con la que sin embargo se fotografió ufana a las puertas del Congreso– se dedicó este fin de semana a intoxicar a cuenta de la agricultura murciana, la más intensiva, moderna, eficiente y exportadora de toda Europa.

La portavoz adjunta del partido populista en la Cámara Baja visitó una zona contaminada por residuos de antiguas explotaciones mineras en Cartagena y allí evacuó unas declaraciones alarmistas en contra de la industria agroalimentaria. "Los metales están también en nuestros platos, porque a través de la Huerta murciana estamos comiendo metales pesados", dijo sin vergüenza.

La tóxica acusación, carente del menor fundamento científico, pretende dañar la imagen de la Huerta murciana, volcada en la exportación. Pero las consecuencias de esta bajeza podemita van más allá.

El campo murciano da trabajo a cien mil familias, muchas de ellas procedentes de la inmigración que tienen en las labores agrícolas su único sustento. Poner en cuestión la calidad de sus productos es un ataque miserable contra los más desfavorecidos, a los que los podemarras a lo Belarra dicen defender, cuando en realidad son los más perjudicados por las acciones de estos ultras bolivarianos.

El partido del potentado comunista Pablo Iglesias parece tener como objetivo acabar con la agricultura del Levante, y a ello se aplican sus cabecillas cada vez que tienen ocasión. Así, Podemos es la punta de lanza de la campaña de la izquierda contra los trasvases, que son la única manera de mantener la agricultura en las tierras del Sureste, víctimas de una sequía estructural. Los podemitas han trabajado a fondo en Bruselas para acabar con cualquier posibilidad de futuros trasvases y, junto a los socialistas de García Page, se han propuesto cancelar también el Trasvase Tajo-Segura, gracias a cuyas aportaciones hídricas se mantiene todo el sector.

Por supuesto, no organizan estas sucias campañas para luchar contra el cambio climático o por que se preocupen del medioambiente. Su empeño en acabar con la agricultura de Murcia, Alicante y Almería tiene mucho más que ver con su objetivo de destruir los lazos solidarios que estructuran la Nación. Y si con ello acaban con el modo de vida de miles de familias de escasos recursos, mejor que mejor. Siempre habrá ocasión de echar las culpas al capitalismo neoliberal, que les fuerza a cambiar pisos de protección oficial en barriadas humildes por fabulosas casas de campo en zonas de muy elevados niveles de renta.

Esta es la izquierda dizque española que, con el añadido de proetarras y golpistas, quiere empotrarse en el Gobierno de la mano de su semejante Pedro Sánchez. Por si aún quedaban dudas de la importancia de las elecciones del próximo día 28.

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