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EDITORIAL

Sánchez entrega la Seguridad Social al PNV

La transferencia de la gestión de la Seguridad Social al Gobierno vasco supone la voladura de uno de los principales elementos de cohesión del Estado.

La transferencia de la gestión de la Seguridad Social al Gobierno vasco supone la voladura de uno de los principales elementos de cohesión del Estado y un atentado en toda regla contra la igualdad de los españoles.

La decisión de Sánchez es inaudita, puesto que, por más cesiones que los distintos Gobiernos centrales han hecho ante los partidos nacionalistas, jamás un gobernante español valoró entregar la gestión de las pensiones a un Gobierno autonómico. Pedro Sánchez lo ha hecho sin pestañear para garantizarse los seis votos del PNV y, con ellos, la permanencia en la Moncloa, lo único que verdaderamente importa al formidable felón.

Los letrados de la Seguridad Social no han tardado en denunciar la tropelía mediante un comunicado en el que expresan su indignación en los más duros términos. A su juicio, entregar a las autonomías "la facultad de reconocer las pensiones y resto de prestaciones (…) abocaría, irremediablemente, al comienzo de la ruptura de la solidaridad del sistema y de la igualdad de todos los españoles en materia prestacional". Estos servidores públicos recuerdan además a Sánchez que "la esencia de nuestro sistema de previsión social se define por un principio básico de solidaridad financiera garantizado por la administración de la Seguridad Social, que supone que ésta se reserve la disponibilidad directa sobre los fondos propios que son intransferibles (…) so pena de vaciar de contenido el referido principio".

Causa auténtica vergüenza ajena escuchar al socialista (¡!) Sánchez decir que "no se rompe la caja única de la Seguridad Social", porque ese es precisamente el problema de su decisión, dado que el País Vasco tendría un déficit de más de 2.200 millones de euros si tuviera que pagar con sus propios fondos a los pensionistas. Lo que ha hecho el felón es entregar al PNV la capacidad de conceder pensiones y modificar sus cuantías, con la tranquilidad de que serán los demás españoles –tan despreciados por los herederos del depravado racista Sabino Arana– los encargados de sufragarlas.

Si la oposición no consigue impedir la materialización efectiva de esta cesión intolerable, Sánchez habrá entregado al PNV una baza fundamental para ganar las inminentes elecciones regionales vascas y avanzar en su objetivo supremacista de dinamitar el régimen del 78.

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