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EDITORIAL

Sánchez y el indulto de los golpistas que le auparon al poder

El Gobierno y el Partido Socialista no están para defender a la Nación y su régimen de libertades, sino para apuntalar a Sánchez en la Moncloa el mayor tiempo posible.

Los indultos a los separatistas catalanes presos por sedición son uno de los ejes sobre los que gira la legislatura y un elemento que determinará la duración de la misma. Los partidos separatistas cifraron en la remisión de las condenas a los golpistas el factor determinante de su voto ya en la sesión de investidura de Pedro Sánchez, que sin ellos estaría acabado y tendría que adelantar las elecciones. Avanzado el procedimiento reglado para la concesión de los indultos, y a punto de finalizar la instrucción de los expedientes por parte del Tribunal Supremo (TS), el Gobierno ha decidido pisar el acelerador para preparar a la opinión pública y minimizar el escándalo en caso de que finalmente decida sacar de prisión a esos peligrosos delincuentes.

El primero en apuntar la posibilidad del indulto ha sido el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, responsable de solicitar ante sus colegas del Consejo de Ministros la concesión de los indultos una vez el TS haya devuelto los expedientes a su ministerio. Campo ya ha avanzado indirectamente el sentido de su voto al pedir que los eventuales indultos sean vistos con "naturalidad"".

No es de extrañar que las palabras del ministro hayan sido recibidas con entusiasmo en los partidos separatistas y muy especialmente en ERC, actualmente al frente de la Generalidad y socio preferente de Sánchez en Madrid. El partido de Junqueras, de hecho, ha pasado del desprecio humillante a los indultos a mirar con optimismo una medida de gracia que pondría en la calle a ese delincuente y a sus conmilitones.

Es inadmisible que el Gobierno esté valorando siquiera la posibilidad de indultar a unos golpistas. No solo por la gravedad del delito cometido, sino porque ninguno ha mostrado arrepentimiento o voluntad de no reincidir. Todo lo contrario: los golpistas cuyo indulto se tramita aseguran que lo volverían a hacer y, de hecho, lo intentarán una vez en la calle a poco que se den las circunstancias.

Pero el Gobierno y el Partido Socialista no están para defender a la Nación y su régimen de libertades, sino para apuntalar a Sánchez en la Moncloa el mayor tiempo posible, sobre todo en unos momentos en que las encuestas vaticinan un cambio de ciclo. La falta de escrúpulos de Sánchez y la ausencia de dignidad de la mayoría de los dirigentes del PSOE aseguran un terremoto político cuando se produzcan unos indultos que el Gobierno sanchista anda pergeñando.

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