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EDITORIAL

Fracaso clamoroso del gobierno social-comunista

Lo más noticioso de la noche es el pésimo resultado de los dos partidos que sostienen el gobierno de coalición social-comunista.

Tanto Feijóo como Urkullu han logrado en las elecciones gallegas y vascas los triunfos holgados que las encuestas auguraban. El candidato del PP en Galicia, de hecho, ha obtenido un resultado espectacular: cuarta mayoría absoluta, con varios diputados de margen y rozando el 50% de voto. El del PNV ha mejorado sus resultados, si bien una coalición improbable de Bildu, PSOE y Podemos podría arrebatarle el poder.

Sin embargo, tanto esto como el éxito de Feijóo entran en lo esperado, así que lo más noticioso y lo más relevante políticamente es el pésimo resultado que han logrado los dos partidos que sostienen el gobierno de coalición social-comunista.

En el caso de Podemos el descalabro es dramático: los de Pablo Iglesias han pasado de 14 diputados a cero en Galicia, un desplome que se ha visto en pocas ocasiones; mientras que en el País Vasco se dejan cinco de los once diputados que tenían y pierde más de la mitad de votos.

Pero el resultado no es mucho más halagüeño para el PSOE: mientras su socio de gobierno cae a plomo, las marcas regionales del partido de Pedro Sánchez no sólo no recuperan nada del voto que había ido a la formación morada, sino que se limitan a repetir el peor resultado de su historia en Galicia, donde se ve relegado a la tercera posición por detrás del BNG y a una distancia muy notable de los nacionalistas gallegos, de los que los separan más de 50.000 votos.; y en el País Vasco no repiten, pero sólo ganan un escaño respecto a un resultado que también había sido su suelo.

Y esto con Pedro Sánchez en Moncloa y con la mayor concentración propagandística de medios serviles a mayor gloria de la causa gubernamental. Pero ni aún así.

Los pactos no amansan a los nacionalismos

La conclusión inmediata que se puede extraer de esta doble debacle es que la gestión de este Gobierno ha recibido su primera refutación en las urnas, el triunfalismo propagandista que ha lucido el Ejecutivo se ha dado de bruces con una realidad que, en dos comunidades muy diferentes, les ha puesto en su verdadero sitio: un suspenso clamoroso.

El segundo análisis que cabe extraer de este resultado es que la connivencia con el nacionalismo no sirve para moderarlo en sus exigencias y en su fuerza electoral sino que, al contrario, con el blanqueamiento de los partidos más radicalmente separatistas sólo se logra inflarlos electoralmente.

Así, en Galicia el BNG ha absorbido todo el voto perdido por Podemos y nada más y nada menos que triplica su resultado electoral; mientras que en el País Vasco, por su parte, Bildu gana tres diputados y repite su mejor resultado histórico, lo que por cierto es un claro indicativo de la enfermedad moral que sufre una parte muy importante de la sociedad vasca.

Mal resultado del PP, escaño heroico de Vox

En ese contexto el resultado electoral del PP en la comunidad vasca sólo puede entenderse como un fracaso que deja herida de gravedad una fórmula, la suma PP-Cs, que ha sido más bien una resta. Tras este resultado esta coalición parece algo de otro tiempo político.

Y hay que decir también quizá por las servidumbres a las que obligan ese tipo de pactos la campaña de populares y naranjas ha carecido de la consistencia que probablemente reclamaba la ocasión: era un mal momento para esa moderación que sí podía funcionar en Galicia, pero no en el territorio casi dramático del País Vasco.

Además, el resultado de los populares aún se ve más comprometido por el éxito de Vox, que ha logrado un único escaño, pero en unas circunstancias aún más difíciles y que le dan un valor extraordinario. Los de Abascal, lo han logrado a pesar de una campaña en la que han sufrido el boicot de casi todos los medios, la persecución de los violentos y hasta las canalladas de Correos.

Vox era el enemigo de todos los que se presentaban en el País Vasco y su diputado sólo recalca el tremendo fracaso del gobierno social-comunista, que en su primer examen electoral ha logrado un enorme fracaso.

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