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EDITORIAL

Vox no pierde fuelle

El partido de Abascal y Ortega Lara sigue siendo necesario.

El nuevo éxito de convocatoria de Vox en Vistalegre alimenta la sensación de que el partido liberal-conservador ha llegado a la escena política para quedarse. A menos de tres semanas de que comience oficialmente la campaña electoral, la formación de Santiago Abascal volvió este domingo a llenar hasta la bandera el simbólico recinto madrileño donde se consagró como fuerza política nacional hace apenas un año.

Vistalegre Plus Ultra fue todo un baño de masas para Abascal y compañía en un ambiente de euforia y gran optimismo, no en vano los sondeos auguran que Vox podría incluso incrementar su representación parlamentaria en los comicios del 10-N.

Todo parece indicar, por tanto, que el partido de Abascal ha superado con nota el test que supone para cualquier formación de nuevo cuño su entrada en las instituciones, circunstancia que pone a prueba sus proclamas y posiciones, siempre más fáciles de aventar cuando se desempeña el papel del outsider.

Las posiciones que viene defendiendo Vox conectan perfectamente no solo con sus votantes, sino con un amplio sector del electorado liberal-conservador que asiste estupefacto a las maniobras de Pedro Sánchez y el resto de la izquierda para hacer campaña desde el guerracivilismo más infame, cobarde y oportunista.

Abascal y los suyos demuestran con frecuencia que no les arredran los vergonzosos y entreguistas complejos tradicionales del centro-derecha. En lugar de inclinar la cerviz y asumir la hegemonía cultural de la izquierda, Vox se enfrenta con descaro a los popes progresistas y denuncia las manipulaciones sin cuento que perpetran desde unos medios –públicos y privados– intoxicadores hasta la indecencia.

Muchos pensaban que Vox se diluiría a las primeras de cambio y que sus votos volverían al PP una vez amortizados Rajoy y los sorayos. No parece que ese vaya a ser ese el futuro inmediato del partido de Abascal y Ortega Lara; y menos mal, visto que el PP tiende a cobardear en cuanto se le presenta la ocasión y que Ciudadanos está más que dispuesto a bailar al ritmo de la yenka.

Así las cosas, resulta que Vox sigue siendo necesario. Por su gallardía a la hora de romper tabúes políticamente correctos y porque dificulta notablemente que PP y Cs traicionen de la peor manera a los millones de votantes que no se resignan a vivir sometidos a un consenso socialdemócrata cada vez menos presentable y defendible.

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