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Emilio Campmany

La credibilidad, el desafío de Feijóo

El error de Casado no fue intentar volver a los valores del PP sino hacerlo sin convicción.

El error de Casado no fue intentar volver a los valores del PP sino hacerlo sin convicción.
Alberto Núñez Feijóo. | EFE

A Alberto Núñez Feijóo su partido le exige una especie de cuadratura del círculo. Por un lado tiene que encontrar el modo de recuperar a los votantes del PP que se fueron con Vox. Y por otro se espera de él que su propuesta sea lo suficientemente moderada como para no asustar a los de centro. Para lo primero se le dice que marque diferencias con Vox. Y para lo segundo que prometa capacidad de gestión sin batalla ideológica con el PSOE. Las estrategias propuestas no garantizan el logro de esos objetivos. Los votantes que huyeron a Vox no lo hicieron por ser de extrema derecha, sino porque el PP traicionó sus valores y dejó que Vox se apropiara de ellos. En lo segundo, la renuncia a guerrear con el PSOE en lo ideológico induce al elector a pensar que PP y PSOE son prácticamente lo mismo, lo que hace que votar al PP no sea muy alentador.

Podría el PP decidir volver a sus valores y armarse con ellos para batallar con el PSOE. Sin embargo, esta estrategia también parece abocada al fracaso. Cuando Casado lo intentó, en la época en que Cayetana Álvarez de Toledo fue su portavoz parlamentario, no recuperó votantes de Vox y tan sólo logró dar al PSOE ocasión de acusar al PP de ser tan extremista como Vox. ¿Entonces?

Para decidir la estrategia correcta, hay que entender bien lo que ocurrió. El error de Casado no fue intentar volver a los valores del PP sino hacerlo sin convicción. Se demostró cuando dijo que el PP tiene que parecerse a la sociedad, lo que implicaba renunciar a transformarla. Esta actitud, sumada a los incumplimientos previos de Rajoy, hizo no tanto que los votantes rechazaran la propuesta del PP como que no se la creyeran.

Dicho de otra manera: cuando el PP defiende una idea, el problema no es que la comparta con Vox, el problema es que muchos votantes, especialmente los de Vox, no creen que la vaya a defender cuando gobiernen. Y lo creen así porque Aznar ya cometió alguna traición (no reformó el sistema de elección del Consejo General del Poder Judicial como prometió) y Rajoy perpetró muchas más (además de la de Consejo, subió los impuestos cuando dijo que los bajaría y lo hizo por tiempo indefinido cuando aseguró que era una medida sólo temporal).

El problema por tanto no son las ideas del PP. Esto es absurdo. Un partido tiene que tener ideas y defenderlas del mejor modo posible sin acomplejarse porque coincidan en algo con las de Vox o se alejen de las del PSOE. El problema es que parte del electorado no cree que las que dice que tiene vayan a informar la labor de Gobierno si le dan su voto. El dilema de Feijóo no es decidir qué ideas va a defender. El desafío es lograr que los electores se crean que son las suyas y no una añagaza para alcanzar el poder. Y para ser creíble, no basta con renegar de Casado, tiene que renegar al menos de Rajoy y denunciar las traiciones que cometió, que son las que han conducido al partido donde está.

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