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Eva Miquel Subías

Fondos de reptiles con exceso de verdín

No he sabido apenas diferenciar, en los últimos días, una portada de 'ABC' de un cartel promocional de la última secuela de Torrente. Así que no me queda más remedio que bajarme un poquito al sur y asomar la cabeza.

No he sabido apenas diferenciar, en los últimos días, una portada de ABC de un cartel promocional de la última secuela de Torrente. Así que no me queda más remedio que bajarme un poquito al sur y asomar la cabeza, a pesar de que el hedor que desprenden algunos de los casos de corrupción recientemente desvelados nos llegue a cualquier rincón de la península.

Somos todos muy conscientes de que la permanencia en el poder durante estancias prolongadas no sólo te aparta de la realidad, sino que te hace más vulnerable y te aproxima a comportamientos que conviven con la sensación de impunidad hasta llegar a interiorizarlos. Hay que estar muy entrenado para ello o bien tener unos sólidos principios que dibujen de manera nítida la línea que separa el bien del mal.

Advertía Lincoln, hace un par de siglos, que "casi todos podemos soportar la adversidad, pero si queréis probar el carácter de un hombre, dadle poder".

Los treintañeros andaluces no han conocido otro partido político al frente de la Junta más que del PSOE. Con un 30% de la población desempleada, la multiplicación de cientos de organismos públicos perfectamente prescindibles, el aumento indiscriminado de plazas de funcionarios y cargos de libre disposición para garantizar una red clientelar al servicio de los intereses electorales, las más de cien peticiones de comisiones de investigación sin que ni una sola haya sido aceptada, son nada más que una diminuta muestra de lo que puede estar sucediendo en sus entrañas, en esas malolientes tripas.

Y los recientes casos de corrupción destapados, unidos a los anteriores, nos dibujan un panorama francamente desolador. Porque ya no se trata de revelar asuntos descaradamente fraudulentos acumulados con el paso del tiempo y todo lo que ello supone, se trata de contemplar lo más chusco, obsceno e indecente que puede dar de sí un capítulo de corrupción.

Prostitución y drogas, regadas con gintonic en el Pub Caramelo donde supuestamente el ex director general de Empleo de la Junta repartía sobres que contenían fondos públicos relacionados con la trama de los ERE fraudulentos. El conductor de este tipo ha confesado a la policía que su ex querido jefe le mandaba a comprar cocaína con miles y miles de euros públicos. Algo así como el Ministro que mandaba a comprar la cajetilla de tabaco a su conductor, pero en su versión más cutre posmoderna nuevo rico. Y rebosante de delitos por todos los costados.

Asistimos así a un remake de cualquier largometraje de Esteso y Pajares. Venga ese destape pero ahora con ginebra Premium y bolitas de enebro flotando.

Parece que la Consejería de Empleo, uno de los departamentos donde la sensibilidad social precisamente debería estar más a flor de piel, está cada día más cerca del abismo y el expediente de regulación de empleo (ERE) irregular de Mercasevilla afecta ya a unos cuantos altos cargos.

El hilo matriz de la madeja parece tener su camino perfectamente despejado y el juzgado de instrucción número seis que investiga estas irregularidades, tanto de los ERE de Mercasevilla como de otras empresas abonadas con cargo a los "fondos de reptiles" va a ser, mucho me temo, quien contribuirá a rematar ese ansiado cambio de rumbo.

Un cambio de color. Pero, sobre todo, un cambio de mentalidad, donde el ciudadano andaluz pueda dar cabida a sus aspiraciones y desarrollar su vida personal y profesional sin más trabas ni sectarismos rancios más propios de otras épocas. Períodos y actitudes que bien merecen permanecer en el olvido. Por siempre jamás.

En España

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