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Exteriores

Vista parcial del Reichstag.
ALEMANIA

Dos perdedores pretenden gobernar un país

Esta mañana, de vuelta al trabajo, la cruda realidad se veía reflejada en los rostros de mis compañeros: perplejidad, decepción, derrota. Y eso a pesar de que en la cantina había representación de casi todas las fuerzas políticas que se presentaban a las elecciones. Los votantes de la CDU, profundamente decepcionados; los del SPD, desencantados en su “casi lo conseguimos”; los del FDP, meditabundos, discutiendo posibles coaliciones. Pero todos, sin excepción, conscientes del verdadero significado de los resultados de anoche: el miedo a las reformas y la apatía inmovilista de sus conciudadanos. Los alemanes no lo tienen fácil. Quien forme gobierno tampoco.