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FIN DE SEMANA EN EL EXILO

En ruta con el Cid

En otro país, Rodrigo Díaz de Vivar sería uno de los mejores reclamos turísticos. Pues aquí no… Hasta hace unos años, sus andanzas y desventuras han estado casi olvidadas.

En otro país, Rodrigo Díaz de Vivar sería uno de los mejores reclamos turísticos. Pues aquí no… Hasta hace unos años, sus andanzas y desventuras han estado casi olvidadas.
Estatua del Cid en Burgos
Siempre he pensado que, en otro país, el Cid sería uno de los mejores reclamos turísticos. Pues aquí no… Hasta hace unos años, sus andanzas y desventuras han estado casi olvidadas. El Cid Campeador, Campidoctor, ha sido un héroe tan mencionado como desconocido. De la mano de los cantares que hacen referencia a Rodrigo Díaz de Vivar, hemos conocido las andanzas de todo un caballero, máxima expresión de un hombre de la época. Un aventurero, moderno para su tiempo y en franca oposición con el poder establecido.
 
Grandes batallas, honor y fuerza. Todas estas circunstancias se dieron cita en la misma persona y en tierras españolas. Sin duda, una de las partes más emocionantes es la referida al exilio; antes, había hecho jurar al nuevo rey, Alfonso VI, que no había tenido nada que ver en la muerte de su predecesor y hermano, Sancho II.
 
La represalia estaba asegurada. El destierro era el castigo para un noble que cuestionaba la nueva autoridad. Momentos tan emotivos como la marcha de Don Rodrigo, dejando a su mujer e hijas en un convento, serían la excusa perfecta para una ruta de fin de semana.
 
Sigüenza.En un principio, el exilio tuvo lugar entre las tierras de Burgos, Soria, Guadalajara. Todavía hoy, casi mil años después, se pueden recorrer estos lugares y descubrir cómo fue la vida de este caballero. Pueblos y localidades emblemáticas que, a pesar de la lógica evolución, no han perdido la magia de la época.
 
Nuestra ruta por pequeños caminos comienza en Vivar del Cid. En esta localidad nació, en 1043, el famoso Campeador. Es por eso que el Convento del Espino tuvo durante años el manuscrito que relataba sus aventuras; más tarde pasó a las vitrinas de la Biblioteca Nacional.
 
De aquí nos dirigimos a Burgos y visitamos su catedral, donde se encuentran los restos del Cid y de su esposa, Doña Jimena. No sólo merece la pena venir hasta aquí por esto. El edificio en que nos encontramos es realmente imponente. Una de las catedrales más bellas de nuestra geografía, uno de los mejores ejemplos del gótico castellano.
 
En la calle Santa Águeda está la iglesia donde el rey Alfonso VI juró que no tuvo nada que ver en la muerte de su hermano. Los verdaderos amantes de la literatura disfrutarán especialmente con el puente de San Pablo. Allí se encuentran ocho estatuas que representan a algunos de los personajes del célebre poema. Toda una maravilla para los más adictos, y también para los curiosos que no estén tan familiarizados con el texto. En definitiva, una forma de mantener el recuerdo del caballero entre los burgaleses.
 
En una habitación del Mesón del Cid. Al fondo, la catedral de Burgos.En una localidad cercana descubrimos otro de los pasajes interesantes del destierro. Con la visita a San Pedro de Cárdenas estamos llegando al lugar donde el Cid dejó a sus hijas y a su mujer al cuidado de los monjes de un monasterio. Su sepulcro permaneció aquí hasta 1921, cuando fue trasladado a Burgos.
 
Por esta parte nos adentramos en Soria. De visita obligada es Burgo de Osma. Es una delicia perderse entre sus calles, plazas y edificios. La arquitectura evoca el pasado; esa época, la medieval, donde el caballo y la espada eran elementos imprescindibles para un caballero. Lo consigue a través de su catedral gótica, en cuyo interior está el Apocalipsis del Beato de Liébana.
 
La naturaleza también está muy presente. Entre los campos de la zona fluye el río Ucero, que nos servirá de guía para conocer otro edificio emblemático: la ermita templaria de San Bartolomé. La religión era algo vital en la época. Algo especialmente sentido por el Cid. Es por eso que los edificios de culto son protagonistas constantes, y lo seguirán siendo.
 
A continuación visitamos otra ciudad que mantiene, a pesar del paso de los años, un aire medieval: Berlanga del Duero, que conserva parte de lo que fue su muralla. El castillo proporciona maravillosas vistas, que permiten ver la Colegiata gótica.
 
Nuestra próxima parada puede ser Atienza. De su imponente castillo ya sólo queda en pie la torre. Desde su colina se observan algunos de los restos de la muralla que defendía la ciudad de los ataques. En los paseos por su interior observamos la perfecta conservación de las casas más emblemáticas. La arquitectura religiosa también es vital en esta parte del exilio del Cid. Así, es obligatorio visitar las iglesias de Santa María del Rey, del Salvador y de la Trinidad.
 
En Corpes las hijas del Cid fueron ultrajadas por sus maridos.Atienza conserva en todos estos lugares algo del esplendor de su importancia en la Edad Media. Hoy los visitantes podemos revivir tiempos gloriosos para dicha localidad. Pero no sólo paseando por sus estrechas calles, también viviendo en persona y en pleno siglo XXI la fiesta de la Caballada. Una celebración a la que se unen gentes de zonas adyacentes y donde los trajes medievales y las alusiones al pasado y a la caballería son constantes.
 
Nuestra ruta continúa con la visita a Naharros y Robledo de Corpes, donde el Cid vivió uno de los momentos más tristes de su destierro. Fue aquí donde los maridos de sus decidieron atar y azotar a éstas. Previamente habían sido motivo de burla de algunos de los hombres de Don Rodrigo.
 
Pero también hubo fechas victoriosas, como las vividas en Jadraque, en el valle de Henares. En su cima se encuentra el castillo que sirvió para conquistar a los árabes. De visita obligada en esta misma ciudad son el Palacio de los Verdugos y la iglesia parroquial, que alberga un cuadro de Zurbarán.
 
Ya estamos cerca del final de nuestra ruta, en la que hemos revivido parte del espíritu del Medievo. Pero todavía tenemos que visitar Hita. El trabajo de reconstrucción aquí es admirable. La Guerra Civil pasó factura, pero se han conseguido adecentar algunas ruinas y edificios que quedaron muy dañados durante el conflicto. Entre los elementos que menos sufrieron y que más genuinos se muestran a nuestros ojos están el Arco de Santa María y la Plaza Mayor.
 
Y por último Sigüenza, en la que hay mucho que ver, declarada conjunto histórico-artístico en 1965. Los expertos se han afanado en la conservación de calles y edificios. Destaca, sobre todo, su catedral: son muchos los pequeños detalles en su arquitectura que vale la pena admirar. En su interior, el sepulcro de Martín Vázquez de Arce, Doncel de Sigüenza.
 
Y así llegamos a Guadalajara y ponemos fin a nuestra ruta por el pasado. Un paseo por el exilio de Rodrigo Díaz de Vivar.
 
 
Dónde dormir
Hotel Mesón del Cid. Plaza de Santa María, 8. Teléfono: 947 208 715. Burgos. Excelente ubicación, junto a la catedral.
 Hotel II Virrey. Plaza Mayor,  2-4. Teléfono: 975 34 13 11. Burgo de Osma. Una  excelente opción, con sus famosas jornadas de matanza.
 Casa Palacio Fray Tomás Real, 16. Teléfono: 975 34 31 36. Berlanga del Duero. Catorce habitaciones (48 euros). Sencillo.
 
Dónde comer
Virrey Palafox. Universidad, 7. Teléfono: 975 34 02 22. Burgo de Osma. Cocina castellana.
 La Posada. Plaza Sto. Domingo de Guzmán. Teléfono: 947 20 85 13. Burgos. Excelentes legumbres a precios razonables.
Restaurante Calle Mayor. Mayor, 21. Teléfono: 949  391 748. Sigüenza. Platos tradicionales.
 
Más información
Oficina de turismo de la Junta de Castilla y León. Plaza de Alonso Martínez, 7, bajo. Burgos. Teléfono: 947 203 125.
Oficina de turismo de Siguenza. Ermita del Humilladero, s/n. Teléfono: 949 347 007.
Oficina de Burgo de Osma. Plaza Mayor, 9. Teléfono: 975 360 116 .
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