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CRÓNICA NEGRA

Sin tetas no hay identidad

Jasmine Fiore fue asesinada y descuartizada por su marido, el millonario Ryan Jenkins, que le cortó los dedos y le arrancó los dientes. Dejó los restos de su cuerpo en el interior de una maleta junto a un contenedor de basura en un pueblecito a unos cuarenta kilómetros de Los Ángeles, California, USA. Su plan era que la chica jamás fuera reconocida y por lo tanto su crimen quedara impune.

Jasmine Fiore fue asesinada y descuartizada por su marido, el millonario Ryan Jenkins, que le cortó los dedos y le arrancó los dientes. Dejó los restos de su cuerpo en el interior de una maleta junto a un contenedor de basura en un pueblecito a unos cuarenta kilómetros de Los Ángeles, California, USA. Su plan era que la chica jamás fuera reconocida y por lo tanto su crimen quedara impune.
Las técnicas de investigación criminal adelantan que es una barbaridad, y la última es que se puede identificar un cadáver por el número de serie de unos implantes de silicona.

Da la casualidad de que Jasmine era un bombón moreno, una chica Playboy que se había puesto unas tetas tamaño XL. Un primor de conejita que tuvo la mala fortuna de casarse con el chico guapo y triunfador que estaba participando precisamente en un reality de la TV en el que si ganas te transformas en millonario. A las cuarenta y ocho horas de conocerse estaban casándose en Las Vegas, a bordo de un Mercedes blanco como la leche y con un pastor que se parecía ligeramente a Elvis Presley. Poco después retozaban en uno de esos hoteles del juego, en una suite de esas en que la silicona rebota sin daño sobre el suave plumón.

La suerte de las conejitas Playboy no es la mejor de las posibles desde que en 1980 Dorothy Stratten fuera asesinada por su marido, del que estaba separada, cuando sólo tenía veinte años. Jasmine se quejó de maltrato doméstico y dijo que había puesto fin a su matrimonio con Jenkins, ese morenazo alocado del pelo en punta revuelto con gel fijador.

Jasmine Fiore.Jenkins se parece muy de lejos a John Travolta, pero es tan irreflexivo como era éste en Fiebre del sábado noche. Actuó con violencia con la pequeña y suave Jasmine, nueva debilidad de Hugh Hefner, que ya se ha reservado un nicho junto al de Marilyn Monroe.

La dulce Jasmine, conejita de empuje como Anne Nicole Smith, desafortunada como Tonya Crews y Carol Willis, murió en plena juventud, nada más quitarse el triángulo del bikini y las gafas de sol de Dolce & Gabbana, señas de identidad reducidas a cenizas de las que fue despojada antes de convertirse en trozos de carne picada. Una hamburguesa de conejo.

Se habría quedado para siempre en su envoltorio sin nombre de no ser por el nuevo logro de la criminalística. Todo implante de silicona tiene un número de serie que debe ser anotado, conduce a la clínica u hospital donde se hizo el implante e identifica plenamente a la implantada. Los restos de Jasmine Fiore podrán recibir sepultura debidamente identificados gracias a su par de tetas de silicona.

Se ha descubierto ahora que el vacilón de Jenkins tenía antecedentes de maltratador: golpeó a una dama en su Calgary natal. Atacó a Jasmine porque no podía soportar los celos que le provocaban los novios que habían acariciado su conejito playboy.

Los expedientes criminales son algo que se toman a la ligera los seleccionadores de los programas de TV, que si en España seleccionaron a un asesino de sus padres, en América aceptaron a un verdugo machista.

Tras la muerte de la conejita, Jenkins se fugó a Canadá, donde fue encontrado ahorcado con un cinturón en la habitación de un hotel de Vancouver.
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