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CÓMO ESTÁ EL PATIO

Urdanga salva la temporada televisiva

Las televisiones generalistas, que tanto tienen que aguantar a cuenta de la calidad de sus contenidos, van a recibir un empujoncito este fin de semana gracias a la Familia Real. El objetivo es que se vea que sus miembros se muestran cercanos al pueblo consumidor de telebasura y comparten sus inquietudes cotidianas.


	Las televisiones generalistas, que tanto tienen que aguantar a cuenta de la calidad de sus contenidos, van a recibir un empujoncito este fin de semana gracias a la Familia Real. El objetivo es que se vea que sus miembros se muestran cercanos al pueblo consumidor de telebasura y comparten sus inquietudes cotidianas.

En realidad, el esfuerzo de la realeza por proporcionar material informativo a las televisiones nacionales –caracterizadas por su gran especialización en asuntos del famoseo– viene de más atrás, pero con el caso Urdangarín hay que reconocer que la Casa Real ha echado el resto. Los pantalones de paramecios del gran Marichalar y su posterior separación de la infanta Elena dieron bastante juego, pero sólo durante un corto espacio de tiempo, porque los problemas sentimentales tienen escaso recorrido. En cambio, cuando se produce un trinque sonado como el que presumiblemente ha organizado Urdangarín, el asunto adquiere una enjundia que da para varios meses de programación diaria.

Por una feliz coincidencia, los problemas judiciales del yerno del Rey tienen lugar en medio de una grave recesión económica, con los ingresos publicitarios desplomándose, las vetas informativas de la farándula cañí agotándose y una audiencia cada vez más harta de ver siempre las mismas tetas. Baste señalar que La Pantoja ya había dejado de querellarse contra las televisiones que sacaban a colación su vida o sus juicios y que su hijo, Paquirrín, había roto a trabajar –en el cine–, ejemplo máximo de irresponsabilidad que, de extenderse entre el famoserío, puede acabar fulminando un género que cosumen varios millones de españoles que afirman ver solamente los documentales de La 2.

El momento no podía ser más crítico, sí. Afortunadamente, el escandalazo de Urdanga ha dado un extraordinario impulso a los medidores de audiencia, con los benéficos efectos económicos que se pueden adivinar sin demasiado esfuerzo.

Cuando estalló el ya denominado Caso Urdangarín, sólo los medios informativos hablados y escritos prestaron la atención que merece el asunto. Las televisiones generalistas se limitaron acusar recibo de que probablemente un miembro periférico de la Casa Real había sido "engañado" por el principal acusado, Jaime Matas, al que desde el principio se le culpó de casi todos los delitos que recoge nuestro Código Penal.

Inda y Urreztieta, los dos periodistas del periódico El Mundo que han sacado a la luz los manejos de la familia política del Rey al amparo del poder político, no pensaron lo mismo, y gracias a ellos tenemos ahora una idea bastante aproximada de los niveles éticos de la realeza española, ya sea en su rama política o consanguínea.

Gracias a estos dos periodistas, las televisiones generalistas van a disponer de contenidos altamente apreciados por su audiencia prácticamente sin gastar un euro, más allá del desplazamiento de los equipos, el pago de horas extras de los cámaras y redactores y el alquiler de balcones frente al Palacio de Justicia de Palma de Mallorca. En todo caso, una programación que implica un coste infinitamente menor que la realización de una teleserie , aunque sea tan cutre como las que producen las televisiones españolas, sin distinción.

El castillo mediático de fuegos artificiales comienza este sábado con la declaración de Urdangarín ante el juez en su calidad de imputado y presunto trincón. Su entrada en coche en los juzgados va a ser el momento televisivo más recordado desde aquel famoso 12-0 que endosamos a una potencia futbolística de la talla de Malta.

Pero, como decimos, eso será sólo el comienzo. Si finalmente el juez Castro llama a capítulo a la propietaria de la mitad de las acciones y secretaria del consejo de administración del emporio, la crisis se habrá acabado para las empresas propietarias de nuestras cadenas de televisión. En cuanto haga público ese auto, las acciones de Antena 3 y, sobre todo, Telecinco se dispararán, y las referidas cadenas arreglarán sus cuentas para, al menos, dos años. Luego todavía habrá quien diga que los miembros de la Casa Real no hacen nada por que salgamos de la crisis.

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