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Francisco Pérez Abellán

Díselo con coronas de flores

El cuidado de un enfermo mental corresponde a la medicina y a los enfermeros adecuados. En ningún caso puede ser una misión heroica para sus madres.

En la calle, en la plaza, en la compra, en el cine, por todas partes hay gente con la cabeza perdida que puede hacernos daño. La criminalidad del loco, con ser poca, es a veces contundente. En España se calcula que hay aproximadamente medio millón de personas en tratamiento psiquiátrico, que padecen alguna de las más graves enfermedades mentales, que están a cargo solo de sus madres. Unas españolas con valentía y coraje, dispuestas a hacerse con la situación pero ineluctablemente vencidas una y otra vez, por mocetones o mujeronas que si no se toman la medicación pueden convertirse en un peligro.

En España el control de las enfermedades mentales brilla por su ausencia. No se hace frente al problema y de vez en cuando hay víctimas de sangre. Hace solo unos días un hecho de esta naturaleza tuvo lugar en Dos Hermanas, Sevilla, donde un presunto perturbado dio muerte a sus padres y a su hermana. Al parecer, degollándolos con un cuchillo. Había recibido tratamiento psiquiátrico, había estado fuera del hogar durante un tiempo; y de repente regresó. Es un chico lleno de fuerza y de vida, de 34 años, pero cuyo cerebro, al parecer, no rige bien.

Mató a sus padres, de casi setenta años, y luego durmió en la casa, convertida en panteón. Si fue así, obró como un loco.

Los ministros de Interior y Sanidad han leído esta noticia. ¿Sabe la señora ministra si de verdad hay 500.000 españoles con problemas de salud mental insuficientemente atendidos? ¿Sabe el ministro el peligro que eso supone?

Todo esto que aquí enfrentamos es el resultado de un movimiento que generó una enorme cantidad de situaciones injustas, la antipsiquiatría. Tal vez tenga a favor el que acabó con manicomios infames, pero a cambio dejó a los enfermos mentales únicamente al cuidado de sus familiares directos, que no pueden con ellos.

El cuidado de un enfermo mental corresponde a la medicina y a los enfermeros adecuados. En ningún caso puede ser una misión heroica para sus madres. Mujeres que agotan sus fuerzas luchando contra la locura.

El ministro de Interior pierde su tiempo hablando de los matrimonios homosexuales, que nada nos importan en boca del responsable de la prevención del crimen. La señora ministra de Sanidad tiene demasiados problemas con su propia imagen para afrontar los grandes problemas sin resolver.

Los enfermos mentales pueden volverse peligrosos si no siguen su tratamiento y si no son debidamente atendidos. Suelen advertir con crisis de violencia; hasta que se produce el atentado final. Los responsables no son sus familiares ni sus vecinos, sino todos aquellos que son incapaces de concebir una sociedad más segura, donde se cuide la salud mental.

El presunto chiflado de Dos Hermanas encargó coronas de flores para toda la familia antes de matarlos a todos. Los mató de una forma brutal, como sólo lo haría un loco. Y quiso decirlo con coronas de flores, porque en realidad este triple asesinato es fruto de un conflicto mental, en el que el enfermo está tan confundido que mata a los que más quiere.

Todavía están dándole vueltas a lo que pasó, aunque si sufrió la crisis psicótica que se supone el asunto esta bien claro: se trata de un pobre trastornado al que nunca debieron dejar solo.

En España

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