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Francisco Pérez Abellán

Tirón de orejas

Desde ahora ya no solo se relacionará la investigación con la nariz, como se hace cuando se elogia a un policía o detective llamándole 'sabueso'.

Desde ahora ya no solo se relacionará la investigación con la nariz, como se hace cuando se elogia a un policía o detective llamándole sabueso. Como todos mis alumnos saben, se investiga con todo el cuerpo: en un acto que empieza con un golpe de pedal como en un revés de tenis. Para investigar valen todos los sentidos: vean cómo los de estupefacientes emplean la punta de la lengua.

En criminología se puede investigar con el olfato, pero también cabe hacerlo con una buena inspección ocular, o con el tacto, con un reconocimiento completo de la punta de los dedos. Pero ahora se va a poner de moda investigar de oído, o mejor de oreja, la parte exterior del mismo, desde que hace unos días en el Departamento de Criminología de la Universidad Camilo José Cela decidimos obsequiar con el otograma o huella de oreja a todos los alumnos que se interesen por la carrera. Vienes a preguntar por el plan de estudios y te vas con tu identikit en el bolsillo.

Otograma es un neologismo acuñado por la policía científica de Santander, hace unos siete años, y que define el rastro de una persona en un objeto como una puerta o la culata de un arma. Guillermo Rosewame define el otograma como "la huella del que escucha". Lo que resulta ser absolutamente identificativo.

En la Cuarta Conferencia Internacional de Biométrica se afirmó que la parte externa del oído puede ser incluso mejor que las huellas dactilares para el uso de un nuevo algoritmo de búsqueda de formas llamado rayo de transformación de imagen. En un planeta habitado por 6.700 millones de seres humanos es importante demostrar que uno es un ser único. La oreja puede ser la mejor forma de probarlo.

La huella de oreja es una de las grandes opciones de identificación de una persona de que se dispone hoy en día. Su eficacia es similar a la de las dactilares o a la odontología forense. No hay una mordedura igual a otra, por lo que un mordedor que deje marcas en la piel puede ser identificado sin ninguna duda. En España el asesino de la vía del tren, que mató a su novia, fue capturado por un mordisco.

La identificación por la oreja es algo por un lado muy antiguo, puesto que en cierta forma la aconseja Alphonse Bertillon allá por 1891, como puede comprobarse en cualquiera de los muchos maletines de bertillonage que se conservan en locales policiales españoles, y por otro lado tiene la actualidad de lo contemporáneo, puesto que el primer ladrón condenado en España por su huella de oreja lo fue en 2002 por robo, en Palencia, en el 2000, y luego confirmado al recurrir por creer la defensa que no era un buen medio de prueba, por el Tribunal Constitucional, que ratificó la sentencia y dictaminó que el otograma de tan válido es "rayano en la certeza".

De modo que en nuestro afán de divulgar la Criminología y demostrar ahora que pronto tendremos un Colegio de Criminólogos de Madrid, lo importante que es para enfrentar la ciencia al delito, desechamos que los interesados tuvieran que morder nada, siendo la mordedura igual de efectiva, y que solo se prestaran a poner la oreja, que es mucho menos invasivo que repasar el algodón por el interior de la boca para el ADN. La campaña está siendo un gran éxito: todo el mundo se da cuenta de que no peligra la propia identidad, incluso aunque pierdas el DNI, y que adquiere mayor sentido que te cojan por las orejas.

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