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Fray Josepho

Las reglas de Fernando Simón

Fernando Simón, qué tío. Qué dechado de virtud. Qué modelo de sapiencia. Qué arquetipo de aptitud.

Fernando Simón, qué tío. Qué dechado de virtud. Qué modelo de sapiencia. Qué arquetipo de aptitud.
Fernando Simón | EFE

Fernando Simón, qué tío.
Qué dechado de virtud.
Qué modelo de sapiencia.
Qué arquetipo de aptitud.
Qué santo laico. Qué ejemplo.
Qué autoridad. Qué gurú.
Qué paladín de la Ciencia.
Qué bondad. Qué Ser de Luz.

Y aunque los fachas (enfermos
de rencor e ingratitud)
lo atacan injustamente,
con virulenta actitud,
él, que es hombre virtuoso,
lleva, abnegado, la cruz
de, sin pedir nada a cambio
(como el Mesías Jesús),
con una entrega absoluta,
proteger nuestra salud.

Por eso, nuestro Simón,
dulce como un petisú,
bueno como un angelote,
delicado cual tisú,
no sé si en moto o en coche,
no sé si en avión o en bus,
al vecino Portugal
se fue este finde a hacer surf.

Si no llevaba antifaz,
mascarilla ni capuz,
ni jersey con pelotillas,
camisa ni canesú,
fue porque él sabe muy bien
cuál ha de ser la actitud
y cuándo pueden romperse,
si hace falta, los tabús.

Si lo de guardar distancia
lo dejó un poco al albur,
lo hizo porque es un experto
en cuestiones de salud.
Pues sus recomendaciones
son para la multitud
de pringados, de mindundis
y de gentes del común.

"A lo que digo, hazle caso,
lo que hago, no lo hagas tú".

Cumplamos ese principio
sin aflicción ni inquietud,
pues es principio vigente
desde el año catapum.

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