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Fundación Heritage

La familia es el mejor regalo

Las familias que se mantienen unidas sobre la base del matrimonio son parte esencial del mantenimiento de una sociedad civil próspera.

La Navidad, la celebración familiar por excelencia, así como el día de Año Nuevo, que es el momento de los buenos propósitos, proporcionan una gran oportunidad para que los padres se aseguren de que la unidad doméstica se mantiene todo el año, comprometiéndose a pasar más tiempo con los hijos. Está demostrado que, cuanto más tiempo y actividades comparten los miembros de una familia, más probabilidades tienen los críos de prosperar.

El que la madre y el padre se involucren en el desarrollo de los niños allana el camino para el éxito académico de estos últimos. Los alumnos de prescolar cuyos padres les leen a menudo normalmente obtienen calificaciones más altas en términos de desarrollo cognitivo. Por lo general, los niños que reciben más estimulación cognitiva en el hogar obtienen calificaciones más altas en los test de inteligencia y tienen menos probabilidades de tener comportamientos hiperactivos o antisociales.

Los niños cuyos padres se involucran más en sus actividades durante la escuela elemental tienen más probabilidades de graduarse en secundaria, y los adolescentes con padres más implicados en la formación de sus hijos tienen más probabilidades de alcanzar la educación superior. Incluso la implicación de los padres en el ocio de los hijos está asociada con un aumento en el rendimiento académico de éstos.

Los adolescentes cuyos padres hablan con ellos acerca de las normas de comportamiento sexual y monitorizan sus actividades tienen menos probabilidades de llegar a ser sexualmente activos. Además, los jóvenes cuyos padres hablan con ellos acerca de sus inquietudes y motivan sus intereses tienen menos probabilidades de mostrar problemas de comportamiento o de participar en actos de violencia. Del mismo modo, los jóvenes que cenan frecuentemente con sus familias tienen menos probabilidades de consumir drogas o alcohol. Los jóvenes cuyos padres están en casa cuando llegan de la escuela, a la hora de la cena y cuando se van a la cama tienen menos probabilidades de experimentar desórdenes emocionales.

La preocupación, la implicación y la comunicación paternas son regalos de un valor verdaderamente incalculable. Por otro lado, se deberían tomar medidas (para fortalecer el matrimonio o para dar más protagonismo a los padres en las decisiones educativas) que incidan en el papel único y esencial de los padres en las vidas de sus hijos.

Ahora que las familias se reúnen para celebrar la Navidad y el día de Año Nuevo, los responsables políticos deberían recordar y honrar el programa social más eficaz: la solidez familiar. Las familias que se mantienen unidas sobre la base del matrimonio son parte esencial del mantenimiento de una sociedad civil próspera.

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