Menú
DESINFORMACIÓN PROGRESISTA

EEUU desea "contener" a China

Es frecuente oír acusaciones de que EEUU desea contener económicamente a la República Popular de China, o que intenta limitar su campo de acción en el ámbito comercial. Para ponernos en situación sobre la mutua dependencia entre China Popular, EEUU y el comercio internacional, citaremos algunos datos de Neil C. Hughes, consultor de China para el Banco Mundial hasta el año pasado, antiguo responsable del Departamento de China y Mongolia desde 1991 hasta 1997.

Es frecuente oír acusaciones de que EEUU desea contener económicamente a la República Popular de China, o que intenta limitar su campo de acción en el ámbito comercial. Para ponernos en situación sobre la mutua dependencia entre China Popular, EEUU y el comercio internacional, citaremos algunos datos de Neil C. Hughes, consultor de China para el Banco Mundial hasta el año pasado, antiguo responsable del Departamento de China y Mongolia desde 1991 hasta 1997.
En la imagen, un grupo de trabajadoras chinas del textil.
– En sólo cinco años, la competencia "a degüello" entre las propias fábricas chinas bajó el precio de un televisor en color en un 80% (el beneficio para los consumidores, especialmente los occidentales, es obvio).
– Sólo Wal-Mart, una cadena de supermercados muy extendida en EEUU, compró 18.000 millones de dólares de bienes chinos en 2004, por encima lo comprado a  Australia, Canadá o Rusia.
– Debido a la entrada en la Organización Mundial del Comercio, China derogó o enmendó ya en 2002 más de 2.600 leyes y reglamentos que no eran consistentes con las obligaciones adquiridas.
– La Administración Bush recibió en 2004 peticiones de la confederación sindical AFL-CIO para imponer fuertes aranceles en importaciones chinas y las rechazó.
– Por el contrario, cuando 120 compañías chinas de mobiliario (un 40% de los muebles vendidos en EEUU son importados de China) amenazaron con la interposición de demandas en los tribunales por los aranceles antidumping impuestos (de entre el 24 y el 198%), el Departamento de Comercio redujo el arancel promedio al 8,6%.
– Cerca de un 60% de las exportaciones chinas a EEUU son producción de firmas de propiedad extranjera, en muchas de las cuales hay participación mayoritaria de compañías norteamericanas.
 
Otra cosa es que las demandas chinas para recibir un trato justo en los enfrentamientos comerciales podrían caer en oídos más receptivos si no hubiese un fraude de propiedad intelectual estimado en algo situado entre los 2.500 y los 4.000 millones de dólares por año (sólo para compañías estadounidenses), o si los tribunales no condenasen cada poco tiempo a compañías y ciudadanos chinos por espionaje.
 
Parte del núcleo de extrañas acusaciones con base poco firme es que China está exportando deflación a los demás. Pero podría parecer que, más bien, en mayor grado está importando inflación. Las importaciones chinas de materias primas fueron, en 2003, de unos 140.000 millones de dólares (v. David Hale en The National Interest, verano de 2004), y el déficit comercial de estos suministros fue de 100.000 millones. Las importaciones de mineral de hierro fueron de 14 millones de toneladas en 1990, y de 148 millones en 2003; de aluminio: de 1 Mt a 5.6 Mt; de cobre: de 20 kt a 1.2 Mt; platino: de 20.000 onzas a 1.6 millones de onzas; níquel: de 0 a 61.500 t. El resultado: durante 2003, los precios del mineral de hierro, del acero y del aluminio crecieron en más de un tercio, y las tasas de los buques se han cuadruplicado entre 2003 y 2004.
 
China supuso ya en 2003 el 20,6% de la demanda global de cobre, frente al 16% de EEUU. Se espera confirmar en 2005 que la demanda de aluminio de China supere la de EEUU. A su vez, la producción de acero es de unos 220 Mt por año, más que EEUU y Japón sumados, a pesar de lo cual ha necesitado importar unos 40 Mt. La situación parecía tan complicada que en 2004 el Gobierno chino tomó medidas administrativas de enfriamiento, penalizando ciertas materias primas para que se redujeran las importaciones. De no haberlo hecho, posiblemente hubiese ocurrido que hubiesen importado más material del que hubiesen exportado.
  
Imagen tomada de www.usmarkets.nl.Previsiones de futuro
 
Parece que la demanda seguirá creciendo en China. Tengan en cuenta que sólo el 40% de la población china es urbana. Con un proceso de urbanización probablemente imparable, crecerá muchísimo la demanda de acero, aluminio, etcétera, para construir nuevas ciudades y expandir las existentes. Precedentes: EEUU, que pasó de tener una población urbana de sólo 30 millones de personas en 1900 a 154 millones en 1970 (esto fue acompañado de un incremento de consumo de acero per cápita de seis veces); y Japón, que aumentó su población urbana un 70% entre 1950 y 1970 y aumentó su consumo per cápita de acero en ocho veces.
 
¿Hasta qué punto son creíbles estas tendencias de los precedentes? Los mercados olfatean lo mismo: las compañías del acero quieren aumentar en más del 60% su capacidad de producción (también es cierto que ya hay claramente capacidad de sobra), y el valor en la bolsa de estas compañías es de unos 41.000 millones de dólares, por debajo de los 50.000 millones de las acerías japonesas pero claramente por encima de las de EEUU (11.000 millones) y la República de Corea (12.000 millones).
 
Es obvio que esto introduce tensiones en los mercados mundiales. Pero consideren esto también: China produce el 35% del carbón mundial, el 20% del zinc, el 20% del magnesio y el 16% de los fosfatos; todo ello, como dice Hale, con un PNB de alrededor de la mitad del de EEUU. Con mejor renta de sus habitantes, serán capaces de minar más. Tiene, asimismo, el 54% de las reservas de manganeso, el 23% de las de plomo, el 22% de las de plata, el 12% de las de carbón, el 11% de las de vanadio y el 6% de las de cobre. Y vean las oportunidades de ventas para los demás: el 20% de la población mundial necesita alimentarse con sólo el 7% de la superficie cultivable del globo. Sus 370 millones de campesinos producen alimentos que en EEUU sólo necesitan dos millones de agricultores.
 
Mientras tanto, la población crece más deprisa que el suministro de agua potable y las cosechas disminuyen en términos absolutos: del máximo de 392 Mt de grano cosechadas en 1998 han pasado a 322 Mt en 2003, y parece que los datos de 2004 bajan también. Han disminuido, asimismo, el arroz y el maíz. Las previsiones de importaciones del Banco Mundial son 14 Mt en 2005, 19 Mt en 2010 y 32 Mt en 2020. Otros son incluso más pesimistas/optimistas: el Departamento de Agricultura de EEUU cree que para 2020 las necesidades de grano serán de 57 Mt. Las importaciones de alimentos son cerca del 4% de la producción agrícola en valor añadido, más o menos como Brasil, la India o Indonesia, pero se cree que esta ratio crecerá en los próximos veinte años cerca del 15-20%.
 
Y no mencionemos el petróleo, el consumo de carne, las ventas de automóviles, etcétera.
 
Conclusión: ¿es contenible comercialmente tal maquinaria de producción y consumo? Sin dañarse uno mismo, posiblemente no. ¿Es conveniente para EEUU hacer tal cosa, o intentarla? El Gobierno norteamericano piensa que no, no sólo de China, sino del resto de las locomotoras asiáticas. La política del Gobierno queda resumida en estos puntos:
 
– Apertura de mercados a los bienes y servicios estadounidenses.
– Mejora en general del clima empresarial.
– Mantenimiento de un clima macroecómico estable, favoreciendo el crecimiento económico.
 
En resumen, el gobierno de EEUU cree posible elevar el nivel de vida de los asiáticos en general, y de los chinos en particular, sin por ello incurrir en un daño global (a esto se le suele llamar "orientación al crecimiento", por contraposición a la "orientación a la redistribución"). En palabras del presidente Bush en un discurso ante la Dieta japonesa: "Buscamos una región con fuertes instituciones de cooperación económica y política, abierta al comercio y la inversión de escala global. Una región en la que personas, capitales e información puedan moverse libremente, rompiendo barreras y creando lazos de progreso y cultura, y den impulso a la democracia".
 
Todo a la vez: mayor libertad política y, por qué no, mayor libertad de movimiento para personas, capitales, servicios. Aunque esas intenciones no obstan para que haya tropiezos en ocasiones, pleiteando según vean adecuado cada una de las partes.
 
 
(Este es el último artículo de Desinformación Progresista. Ha sido un placer servirles. Agradecemos a Libertad Digital el espacio que nos ha dado para la exposición de estas ideas).
 
Peter Turner, cofundador de Atlantic-Pacific Alliance.
0
comentarios