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ISLAM Y COMUNISMO

El frente popular terrorista

Para tener éxito en la guerra contra el terror, es necesario entender al enemigo y sus estrategias, cómo forja sus alianzas y cómo moldea su táctica para alcanzar sus metas. El Presidente Bush, en su primer discurso al Congreso tras el 11 de Septiembre, identificó correctamente a las fuerzas que nos atacaron como "los herederos de todas las ideologías genocidas del siglo XX", que siguieron "la trayectoria del fascismo, del Nazismo y del totalitarismo".

Para tener éxito en la guerra contra el terror, es necesario entender al enemigo y sus estrategias, cómo forja sus alianzas y cómo moldea su táctica para alcanzar sus metas. El Presidente Bush, en su primer discurso al Congreso tras el 11 de Septiembre, identificó correctamente a las fuerzas que nos atacaron como "los herederos de todas las ideologías genocidas del siglo XX", que siguieron "la trayectoria del fascismo, del Nazismo y del totalitarismo".
La raíz religiosa de la actual amenaza es el Islam radical, pero su política es la estrategia familiar de la izquierda comunista durante la Guerra Fría.
 
En los años 30, el movimiento comunista ideó una estrategia para debilitar y derribar las sociedades democráticas, que cambiaría la naturaleza de la política revolucionaria para siempre e incrementaría profundamente la amenaza que ésta representaba. Los partidos comunistas habían declarado abiertamente hasta entonces sus agendas revolucionarias, que eran anti occidentales y antidemocráticas, y requerían medios criminales e ilegales para lograrse. Los comunistas estaban a favor de "la dictadura del proletariado" y tenían previsto lograr esta dictadura a través de una "guerra civil" dentro de las democracias occidentales. Su agenda primordial por supuesto era proporcionar "carne de cañón" para defender la Unión Soviética y su dictadura, porque ésa era la base revolucionaria. Pero afirmar abiertamente sus agendas comunistas garantizó que serían y continuarían siendo una minoría recalcitrante dentro de las sociedades democráticas, y eso es lo que ocurrió.
 
Entonces, en 1935, los partidos comunistas adoptaron una nueva táctica, que denominaron el Frente Popular. La agenda del Frente Popular se enmarcaba en términos de los valores fundamentales de las sociedades que los comunistas pretendían destruir. En lugar de "la dictadura del proletariado" y de "una guerra civil internacional", los comunistas organizaron coaliciones para la "democracia, la justicia y la paz".
 
Nada había cambiado en la filosofía y las metas de los comunistas, pero al abogar (o abogar aparentemente) por "la democracia, la justicia y la paz", podían forjar amplias alianzas con individuos y grupos que ni siquiera sospechaban sus verdaderas agendas o –en todo caso– les creían menos siniestros y menos peligrosos de lo que realmente eran. Trabajando a través del Frente Popular que habían formado con los grupos "liberales", los comunistas podían ocultar sus actividades conspiratorias, crear movimientos "pacifistas", e incrementar el tamaño de sus filas hasta que se convirtieron en una fuerza política formidable.
 
Muchos observadores del actual movimiento "pacifista" que se lanzó contra América y occidente para oponerse a los esfuerzos por desarmar a Sadam Hussein se han visto desconcertados por su rápido crecimiento, su tamaño y su elaborada organización. Se preguntan cómo este movimiento "pacifista" fracasó a la hora de pedir a Sadam que se desarmara, cómo puede expresar opiniones tan profundamente cínicas de los motivos de América ("sangre por petróleo") o identificar a los propios Estados Unidos como un estado terrorista y la amenaza para la paz. La respuesta es que los organizadores de las manifestaciones son comunistas veteranos [1] y el movimiento, en sí mismo, es una expresión ejemplar de la estrategia del "Frente Popular".
 
El 5 de marzo del 2003, se organizó una manifestación a nivel nacional por la Coalición Nacional de Jóvenes y Estudiantes por la Paz.
 
En la Universidad de Stanford, por escoger un sitio, centenares de estudiantes se declararon en "huelga" y 26 profesores de Stanford cancelaron sus clases en solidaridad con la huelga.
 
La Coalición Nacional de Jóvenes y Estudiantes por la Paz tiene una página web donde los organizadores de la huelga de Stanford son enumerados sencillamente como la Coalición de Acción Obrera de Stanford y la Liga de Juventudes Comunistas, la filial joven del Partido Comunista USA, Clara Webb, la presidenta de la Liga de Juventudes Comunistas de Stanford aparece como el contacto de ambas organizaciones.
 
En la cúpula de la Coalición Nacional de Jóvenes y Estudiantes por la Paz no sólo hay comunistas, sino musulmanes radicales. Andy Burns, portavoz de la coalición, declaró al Washington Times, "el modo en el que el movimiento pacifista estudiantil ha funcionado desde el 11 de Septiembre es la formación de coaliciones en la mayoría de los campus. La Asociación de Estudiantes Musulmanes es generalmente activa, si no la mayor parte del tiempo, porque los musulmanes son un blanco de la población". [2]
 
En realidad son los americanos los que son blanco de la población. Los musulmanes radicales son los terroristas que nos atacaron. La idea de que América es el mayor agresor del mundo –el Gran Satán– es el credo cuasi religioso que forja la alianza entre comunistas ateos y fundamentalistas religiosos. La estrategia del Frente Popular –proclamando sus metas como "paz" y "justicia"– es el engaño que se encarga del resto.
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