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Después de la beatificación de ocho mártires asesinados en 1936, durante la persecución religiosa que tuvo lugar en España en plena guerra civil, Benedicto XVI destacó en particular que murieron "perdonando a sus perseguidores".

 

El cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, presidió la celebración eucarística en el Altar de la Confesión de la Basílica vaticana, y por encargo del Papa leyó la carta apostólica con la que el Santo Padre inscribió en el catálogo a los nuevos beatos.

 

Al concluir la celebración, el obispo de Roma descendió a la Basílica para venerar las reliquias de los mártires y dirigir unas palabras en castellano y catalán a los peregrinos españoles, en las que recordó su modelo de vida.

 

De Josep Tàpies y los otros seis sacerdotes catalanes –uno era de origen francés–, dedicados a la pastoral en la parroquia de Pobla de Segur (Lérida) y lugares vecinos, recordó que, "perdonando a sus perseguidores, dieron su vida invocando al Rey del Universo". Fueron fusilados el 14 de agosto de 1936.

 

Luego mencionó a María de los Ángeles Ginard Martí (1894-1936), de la Congregación de Religiosas Celadoras del Culto Eucarístico, que sufrió el martirio en Madrid durante la misma persecución. El Pontífice subrayó que la entrega de su vida fue preparada por "largas horas a la adoración del Santísimo Sacramento, sin descuidar su servicio a la comunidad". Sor María de los Ángeles entregó su vida para salvar a una mujer que había sido confundida con una religiosa: "La única monja soy yo", dijo antes de ser encarcelada, al anochecer del 26 de agosto. Más tarde fue fusilada.

 

"Estos nuevos beatos son para todos nosotros un ejemplo vivo de identidad sacerdotal y de consagración religiosa", concluyó el Papa.

 

 

 

 

Monseñor Manuel Monteiro habló de dos "palabras clave" en las relaciones entre judíos y cristianos: "Colaboración y responsabilidad". El nuncio dijo que, primero, es necesario conocernos, "para amarnos y trabajar juntos". Monseñor Monteiro añadió: "Judíos y cristianos tenemos una responsabilidad en la civilización del mundo de hoy, porque el mundo de hoy, europeo y occidental, va por donde va, y trabajando juntos, colaborando en cosas prácticas, sí tenemos que hacer algo en el mundo".

 

Por su parte, monseñor Adolfo González Montes afirmó: "A lo largo de los cuarenta años transcurridos desde la fecha de la declaración, el 28 de octubre de 1965, la Iglesia Católica no ha dejado de manifestar y llevar a la práctica su compromiso de gratitud y lealtad para con el pueblo judío, del que se siente heredero en la fe e inserto en la alianza que Dios selló con los padres".

 

Jacobo Israel Garzón recordó que el documento "fomenta el mutuo conocimiento y aprecio entre judíos y cristianos", y afirmó que "sigue siendo hoy urgente y necesario". "Creo que es la ignorancia –dijo– la que ciega a ciertos hombres, no les deja ver al otro. Es la ignorancia la que no deja ver que ese otro es también un portador de sueños, de ilusiones, de dificultades, de grandezas, de pobrezas. La única cura para tal ceguera es el conocimiento. Por eso acercarse, conocerse, apreciarse por las similitudes y respetarse por las diferencias se hace necesario".

 

 

 

El cardenal Angelo Sodano considera que se pueden normalizar las relaciones entre la Santa Sede y China, y ha asegurado que la representación vaticana en Taipei puede trasladarse a Pekín inmediatamente.

 

Una de las condiciones del Gobierno de la República Popular China para entablar relaciones diplomáticas con la Santa Sede exige que Roma rompa sus relaciones con Taiwán.

 

"He dicho muchas veces –declaró Sodano– que, si podemos tener contactos con Pekín, el encargado de negocios de la Santa Sede que está en Taipei no se va mañana, sino esta misma noche, a Pekín".

 

"Pero no se puede tratar a la Santa Sede peor que a los demás Estados –advirtió–. Cuando los demás Estados terminaron con Taiwán se fueron inmediatamente a Pekín. ¿Por qué la Santa Sede, si termina los contactos con Taiwán, no puede ir a Pekín, donde se encontraba su sede original?". "Nosotros vemos como hermanos y hermanas nuestros a los católicos chinos –añadió–, al igual que a todos los demás hombres de buena voluntad. Seguimos tendiendo puentes, pues la Iglesia sólo busca anunciar los principios cristianos del Evangelio de Cristo, en el respeto de todos los hombres y de todas las culturas".

 

 

España aparece marcada por "lo católico de forma inconfundible hasta hoy mismo", ha afirmado el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, en una conferencia en el Club Siglo XXI con el título 'España y su futuro. La Iglesia Católica'.

 

El cardenal añadió que la Iglesia quiere estar presente en el futuro de la realidad histórica de la España contemporánea con la misma dedicación con que lo ha estado en los mejores momentos de su historia en el primer y segundo milenio.

 

Asimismo, manifestó que una de sus labores de la hora actual es la de estar muy cerca de las nuevas pobrezas, es decir las generadas como efecto de la crisis del matrimonio y de las familias y de una concepción económica que busca solamente y a toda costa la ganancia y el éxito propio.

 

 

 

La Federación Interfranciscana en España ha celebrado, en torno al 27 de octubre, distintas vigilias de oración para conmemorar la Jornada de Oración por la Paz, que Juan Pablo II convocó en 1986 en Asís y que reunió con este objetivo a representantes de todas las religiones del mundo. Este año pretenden responder "con nuestra oración y nuestra colaboración al reto por una economía solidaria", en el marco del Año Internacional del Microcrédito 2005.

 

En los materiales preparados para celebrar esta jornada­, la Federación Interfranciscana afirma que "las grandes obras, a nivel económico, han nacido, casi todas, en el seno de la Iglesia". "Los primeros Montes de Piedad nacieron de la espiritualidad de San Francisco, el santo pobre por excelencia, para derrotar la usura", recuerdan.

 

 

 

 

 

El calendario ha sido preparado por el taller de ilustraciones del monasterio. En el reverso de cada página las monjas benedictinas han incluido textos para realizar un itinerario de meditación del Evangelio que se lee el domingo. Además del texto bíblico, se ofrece una explicación exegética y pistas para llevar a la propia vida el fragmento evangélico meditado. El calendario, pues, se presenta como "un trabajo bíblico-pastoral", señalan desde el monasterio, pues las reflexiones que aparecen en él han surgido de los encuentros de oración que sacerdotes de la zona de Alba de Tormes han mantenido en el monasterio con las religiosas.