"Me sorprende y me duele especialmente que [las] injurias y [la] difamación se produzcan en una emisora de la Iglesia en España" (AlbertoRuiz-Gallardón en Tengo una pregunta para usted)
Sorprende y duele especialmente que este gran centrista instara como abogado el secuestro de una revista por revelar la relación del entonces jefe de seguridad de Fraga con los escuadrones de la muerte de la Triple A. Y que recientemente haya logrado una sentencia restrictiva para la libertad de prensa y de expresión que reedita en la práctica el desacato; cualquier político puede ya alegar sentirse injuriado si se le critica con alguna contundencia por sus actuaciones públicas. Sorprende y duele especialmente que el centrista no recuerde que sus adversarios internos –a quienes coloca a su derecha–, engrosaban las filas del Partido Liberal o de la UCD cuando él era secretario general de la Alianza Popular de Fraga.
Sorprende y duele especialmente que permitiera, con un significativo silencio, las especulaciones desatadas por el grupo Prisa cuando, tras el triunfo electoral de Aznar en 1996, se quiso crear un estado de opinión dirigido a hurtarle el Gobierno a quien se lo había ganado, apostando por Gallardón como sustituto.
Sorprende y duele especialmente que el antiguo azote de Zaplana por presunta corrupción (jamás se probó) sea el mismo que se sacudió toda responsabilidad política al localizarse en el Ayuntamiento de Madrid una trama organizada de cohecho, prevaricación y tráfico de influencias. O al ser denunciado por eludir la investigación de la "trama de las licencias". O al ser acusado por el Grupo Municipal Socialista de tener conocimiento de la trama de extorsión desde que "recibió dos cartas de un particular que le explicaba la situación que tuvo que afrontar cuando pidió la licencia para su bar".
Sorprende y duele especialmente que, aupado por la derecha madrileña, haya entregado a la izquierda la política cultural de la capital y que conceda sistemático trato de favor al grupo mediático que acusó a su partido de buscar otra guerra civil. Sorprende y duele especialmente el despilfarro, el déficit que sobrepasa en mil millones de euros los quinientos previstos para sus obras faraónicas.
Sorprende y duele especialmente que pronunciara las palabras "Hoy España tiene que estar orgullosa de sí misma, de su sociedad y de su sistema judicial", al conocerse la sentencia del 11-M, profundamente decepcionante porque, como destacó la prensa internacional, dejaba sin resolver lo fundamental.