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LIBERTAD PARA TODOS

Liberalismo vs. determinismo

Hace medio siglo, Isaiah Berlin escribió, en un breve ensayo: "Mientras que el zorro conoce de muchas cosas, el erizo sabe de una sola". Ésa es la diferencia esencial entre el liberalismo, que diversifica, y los determinismos, que cierran y constriñen.

Hace medio siglo, Isaiah Berlin escribió, en un breve ensayo: "Mientras que el zorro conoce de muchas cosas, el erizo sabe de una sola". Ésa es la diferencia esencial entre el liberalismo, que diversifica, y los determinismos, que cierran y constriñen.
Isaiah Berlin.
En su nuevo libro, Libertad para todos, Héctor Ñaupari incide en el componente determinista de las ideologías que más han calado en Latinoamérica. Desde los grandes mitos a las pequeñas aventuras revolucionarias, el proceso histórico ha sido impulsado por la izquierda. Desde el arte a la academia, desde la política a la teoría económica, han sido diversas las envolturas para un solo referente: socialismo, peronismo, aprismo, Teología de la Liberación, indigenismo, bolivarianismo a lo Chávez...
 
Ñaupari no se queda en el análisis; nos propone un ethos liberal, una elevación del liberalismo hacia el plano de la utopía: que la supresión de la marginación social, la desigualdad y el racismo sean la sublime meta de quienes creen en la libertad. El liberalismo, pide Ñaupari, no debe anclarse en el puro economicismo, sino inspirar una mística como la que inspiran sus grandes modelos históricos, desde Alberdi a Villafuerte, desde Juárez a Quimper o Martí.
 
Nuestro autor concede una gran importancia a la literatura. Nada expresa más el amor a la libertad que la adhesión a la creación libre y al libre consumo de las letras, lejos de la dictadura de las elites y de los críticos. Esa libertad se ve mellada muchas veces por la miseria material y el escaso respaldo de las instituciones. De ahí que Ñaupari diga que el escritor está desnudo. Lejos del hábitat económico, la suya es una batalla incesante contra la fuerza de gravedad. Sin embargo, la miseria no es un estigma para el escritor, ni lo es servir al Estado: Kafka fue siempre un funcionario público, Elliot ejerció de bancario, Kavafis trabajó en saneamiento, Pessoa fue un servidor municipal. La independencia del escritor es ajena a cualquier condicionamiento, a cualquier miseria o marcaje político; su soporte es la pasión por escribir, y ésta es la esencia de la más auténtica libertad.
 
Libertad para todos recorre ámbitos tan disímiles como la economía, la realidad social latinoamericana, la poesía, la narrativa. Da testimonio de obras, autores nuevos y lugares no descubiertos. Ñaupari dedica a Cuba uno de sus ensayos, a esa Cuba romántica de los 60 que tanteó el abismo del autoritarismo y la fuerza: se interna en la procelosa realidad de la Isla, que vive y bebe como un agrio licor. "Cuba es un Estado opresivamente policíaco, tan vasto que es una ironía común decir que, de once millones de cubanos, nueve son policías". Y añade: "En las puertas de sus casas, los cubanos venden desde pasta de dientes hasta aparatos de aire acondicionado, con instalación incluida".
 
Libertad para todos es un llamado a aquellos que conciben la libertad como una suprema hazaña de los mercados, no del espíritu. Ñaupari nos dice que no es así; que la libertad, en su esencia, habita, por el contrario, en el mensaje sereno y sabio del filósofo y en la magnificencia pura y deliciosamente arbitraria de la poesía.
 
 
© AIPE
 
HÉCTOR ÑAUPARI: LIBERTAD PARA TODOS. Grito Sagrado (Buenos Aires), 2008. Pinche aquí para leer el prólogo de CARLOS ALBERTO MONTANER.
 
RAÚL MENDOZA CÁNEPA, abogado constitucional peruano y director de la revista Mirada Crítica.
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