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LA IDEOLOGÍA INVISIBLE

Socialismo rosa

El rosa está de moda. Nadie lo duda. Si vemos la cartelera, ahí está el remake de la mítica película de Blake Edwards, La Pantera Rosa. El Canal de Polanco también lo reconoce, por eso repone los dibujos animados de aquel animal tan chic. Y, cómo no, el PSOE en bloque se ve a sí mismo como el partido rosa por excelencia. Y Zapatero, el fan de Marie Claire, ha dicho ufano que es un "rojo, feminista radical".

El rosa está de moda. Nadie lo duda. Si vemos la cartelera, ahí está el remake de la mítica película de Blake Edwards, La Pantera Rosa. El Canal de Polanco también lo reconoce, por eso repone los dibujos animados de aquel animal tan chic. Y, cómo no, el PSOE en bloque se ve a sí mismo como el partido rosa por excelencia. Y Zapatero, el fan de Marie Claire, ha dicho ufano que es un "rojo, feminista radical".
Detalle de la portada de LA IDEOLOGÍA INVISIBLE.
Pues bien, el libro que comentamos esta semana, aun ahondando en muchas de las ideas que, según el autor, caracterizan al partido del Gobierno, merece ser recordado por el fino análisis que hace del feminismo. Por lo demás, dicho sea de paso, resulta una obra un poco plúmbea en ocasiones y en la que perderse entre tanta cita resulta bastante fácil.
 
La clave del PSOE no es, como antaño, el marxismo sino un remedo de esta ideología catastrófica: el feminismo. La clave la encontramos en una cita de Fernández de la Vega que Trillo trae a colación: "Es necesario establecer una gran alianza entre feminismo y socialismo que abarque todas las áreas del pensamiento y de la acción política".
 
Para conseguir semejante fusión, se imaginarán que hay que hacer unos cuantos ajustes en el programa político. En lugar de hablar de las desigualdades sociales derivadas del mercado, nada mejor que retornar al concepto de dominación o explotación de antaño. Así pues, como indica sagazmente el autor, hay que establecer un decálogo de derechos de la nueva feminista que no tiene desperdicio: "El derecho a la protección integral de las mujeres frente al machismo criminal y a la dominación que aún sufren tantas compatriotas en nuestro país"; "el derecho a la igualdad de las mujeres con los hombres (…)", que ha llevado al "gobierno paritario", y "el derecho a la igualdad de las mujeres en el trabajo", para lo cual se han establecido "reformas relativas al salario y (…) medidas urgentes (…) para incentivar el empleo a favor de las mujeres".
 
Zapatero.De ahí que a Zapatero le interese emprender, como ha señalado, la "guerra contra el machismo criminal".
 
El drama de esta pseudoideología está en que, para el feminismo, la mujer está a merced de fuerzas de las que no puede escapar, incapaz de obtener trabajo, educación y autoestima sin la ayuda de Mamá Estado.
 
Semejante ideología enfatiza que las mujeres son incapaces de valerse por sí mismas, y que el Gobierno debe suplir esta carencia brindándoles todo su apoyo. Tanto es así que, con la excusa de la desigualdad, la nueva Inquisición feminista va a colgar al hombre en el momento en que lance una mirada que pueda ser tachada como sexista. Junto con este preocupante escenario ya se está montando otro, aún más terrible, que pasa por fiscalizar, con más intensidad si cabe, a las empresas, para que incluyan en sus consejos directivos un número determinado de mujeres o equiparen, en todos los casos, los sueldos de hombres y mujeres.
 
Lo que nos viene encima, lejos de ser liberador, es una teología sexual tiránica y castrante: tiránica porque vuelve a la dialéctica marxista, pero sustituyendo "burgués" por "macho criminal"; y castrante porque niega el sexo, ya que, como ha indicado la célebre feminista Dworkin, supone la "invasión y ocupación de la mujer". En palabras del autor, "la insistencia en el lado siniestro del eros y en los componentes agresivos de la sexualidad consagra (…) la supresión del sexo como única forma de evitar la violencia sexual".
 
El feminismo casa mal con el igualitarismo que pretende alcanzar la izquierda. Por otro lado, si el hombre es tan malévolo, la única solución que le queda a la mujer, como ha dejado entrever Shere Hite, es el lesbianismo. Aquellas mujeres que no comulguen con esta conclusión deberían replantearse si quieren al feminista "radical" que ZP lleva dentro.
 
Dada la terca obsesión antivaronil de este Gobierno, no sería de extrañar que en breve, y siguiendo el ejemplo de sus colegas suecos, plantee la necesidad de un impuesto a los hombres para cubrir el coste del maltrato a las mujeres. ¡Llegado ese día, el partido de la rosa tendría ya hasta un impuesto rosa!
 
 
Jesús Trillo-Figueroa: La ideología invisible. El pensamiento de la nueva izquierda radical. Libros Libres, 2005; 377 páginas.
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