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Luis del Pino

Alto y claro

Hay que cerrar el 11-M y nada mejor para ello que enviar un mensaje alto y claro a todos los funcionarios policiales: no se molesten ustedes en denunciar ninguna posible falsificación en relación con el 11-M, porque si lo hacen, les vamos a crucificar.

Pues ya tenemos sentencia del famoso caso del ácido bórico. Y esa sentencia no ha defraudado las peores expectativas: el 11-M debe ser cerrado judicialmente y ni la lógica, ni el sentido común pueden interferir en los planes.

Reconoce el tribunal que los hechos son como en su día relatamos los escasos medios que intentamos que alguien nos aclare qué pasó el 11 de marzo de 2004 en Madrid:

  1. Unos peritos del laboratorio de la Policía Científica elaboraron un análisis pericial acerca de la sustancia encontrada en el piso del presunto islamista Hassan El Haski, a quien la Fiscalía acusaba de ser uno de los autores intelectuales del 11-M. Esa sustancia resultó ser ácido bórico.
  2. Los peritos incluyeron en su informe la identificación de la sustancia y los antecedentes, es decir, las veces que esa sustancia se había encontrado anteriormente, en relación con delitos de terrorismo. Entre esos antecedentes, mencionaban que el ácido bórico había aparecido en un piso franco de ETA.
  3. Los jefes de esos peritos exigieron a éstos que quitaran de su informe la mención a ese antecedente relacionado con ETA, a lo que los peritos se negaron.
  4. En vista de ello, el jefe de los peritos mutiló el informe, lo firmó como sí él hubiera realizado esos análisis y se lo envió al juez Del Olmo.
  5. Para borrar el rastro de la participación de los peritos originales en la realización de las pruebas, se borró con typex la correspondiente entrada en el libro de registro y se rehizo el sobre en el que se contenía el informe.

Todo eso ha quedado acreditado en el juicio, y así lo reconoce el tribunal. De hecho, el tribunal afirma textualmente que los jefes de los peritos incurrieron "en algunas irregularidades administrativas". Sin embargo, afirma el tribunal que no existe delito de falsificación, porque esos párrafos mutilados no eran relevantes para la investigación.

No deja de ser curioso el razonamiento del tribunal: si los jefes de los peritos no consideraban que esos párrafos tuvieran relevancia, ¿para qué se tomaron tanto trabajo para eliminarlos? ¿Para qué mutilar un informe, alterar un libro de registro y alterar el sobre de guarda del informe? ¿Para qué arriesgarse a cometer un delito para eliminar algo que consideraban irrelevante?

Evidentemente, el argumento es tan insostenible, que el tribunal añade una razón por la cual los jefes de los peritos deseaban eliminar las referencias a ETA: por "las repercusiones mediáticas del tema". Es decir, que unos mandos de la Policía Científica excluyen esas referencias a ETA después de valorar cómo iba a "repercutir mediáticamente" el tema. Y eso justifica, a ojos del tribunal, que mutilaran el informe y que cometieran esas "irregularidades administrativas" que el propio tribunal reconoce.

No está mal como doctrina jurídica, señores miembros del tribunal: a partir de ahora, antes de enviar a un juez un informe pericial, primero hay que valorar las "repercusiones mediáticas" del contenido del informe y modificarlo convenientemente. Debe de ser que hemos entrado en el Estado de derecho posmoderno.

¿Me permiten unas preguntas, queridos miembros del tribunal? Nada tengo que objetar al hecho de que el que alguien altere un informe para eliminar de él cosas irrelevantes nunca puede ser constitutivo de delito. Pero eso exige, claro está, que quien mutila unas informaciones por considerarlas irrelevantes cumpla dos condiciones:

  1. Que sea competente para decidir sobre la relevancia o irrelevancia de esas informaciones
  2. Que cuente con los elementos de juicio que le permitan tomar una decisión al respecto

¿Me pueden decir, señores miembros del tribunal, en qué sentido eran esos mandos de la Policía Científica competentes para decidir qué indicios eran relevantes o no para el juez Del Olmo, que cuatro meses antes había ordenado que se le informara de todos los posibles vínculos entre ETA y el terrorismo islámico?

¿Y me pueden decir en qué pudieron basar su decisión esos mandos de la Policía Científica, si el 95% del sumario estaba bajo secreto?

El razonamiento del tribunal es inherentemente perverso, porque ni esos mandos tenían atribuciones para juzgar qué era relevante y qué no, en cuanto a esa mención de antecedentes de hallazgo del ácido bórico, ni esos mandos policiales podían conocer qué líneas de investigación estaban siguiendo las distintas unidades de los distintos servicios de información, dentro de una causa que se encontraba bajo secreto de sumario.

Pero en esas estamos. Hay que cerrar el 11-M y nada mejor para ello que enviar un mensaje alto y claro a todos los funcionarios policiales: no se molesten ustedes en denunciar ninguna posible falsificación en relación con el 11-M, porque si lo hacen, les vamos a crucificar. Y además, ya nos encargaremos de matar judicialmente el asunto como convenga.

Aunque eso exija proscribir el sentido común dentro de una sentencia.

En España

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