Menú
Pablo Planas

Descontando la inflación

Sánchez no da pie con bola desde el harakiri de Casado, como si las variaciones en el hábitat conservador hubieran alterado el biorritmo presidencial.

Sánchez no da pie con bola desde el harakiri de Casado, como si las variaciones en el hábitat conservador hubieran alterado el biorritmo presidencial.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez con la vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño. | EFE

Sostiene Pedro Sánchez que según una covacha de la Comisión Europea dedicada a la estadística creativa la luz en España no es tan cara como dicen por ahí. En medio de un vendaval inflacionista y con el Gobierno desbordado, Sánchez se marca un "como yo dije" en la espinosa cuestión del precio del megavatio. "Cumplimos. Los datos de Eurostat confirman que la factura eléctrica de los hogares españoles en 2021 fue similar a la de 2018, descontando la inflación", reza el mensaje en el Twitter del presidente del Gobierno. Ahí es nada.

Hay algo de toreo frente al espejo en Pedro Sánchez. El presidente dispone de una arquitectura recia y espigada y camina bien erguido, con los glúteos apretados. Es un andar pinturero, indispensable para el ejercicio de la larga cambiada. ¿El recibo de la luz? Nada, propaganda fascista. Y ahí está el "Eurostat" para demostrarlo, descontando la inflación. Es imposible razonar o ir más allá. Otra promesa "ejecutada". Gran Sánchez. Del protagonista de "El hombre que doblegó la curva del coronavirus total" llega a nuestras pantallas "Megasánchez, el antivatio". La última vez que el líder socialista habló de las subidas de la luz, la culpa era de Putin y la invasión de Ucrania. Ahora resulta que la luz no ha subido, lo cual es totalmente cierto si se descuenta lo que ha subido.

Sánchez no da pie con bola desde el harakiri de Casado, como si las variaciones en el hábitat conservador hubieran alterado el biorritmo presidencial. Pasarán años hasta que se sepa toda la verdad sobre el giro sahariano, de costes incalculables. La fotografía de Sánchez y Mohamed VI con la bandera española boca abajo retrata uno de esos "momentos estelares", como aquella estampa en Botsuana de Juan Carlos de Borbón con un elefante muerto.

Los transportistas ya no están en huelga, sí, pero todo sube: el pan, la leche, los huevos y la pasta, los básicos de la cesta. Dos minutos antes de que explotara la burbuja inmobiliaria aún declaraba Zapatero que nuestro sistema financiero era de "champions league". Millones de personas perdieron el trabajo, los ahorros, la casa, todo. Es sabido que los gobiernos socialistas son una auténtica calamidad en materia económica y el de Sánchez no es precisamente una excepción. No se ha cumplido ni una sola de las predicciones del Gobierno sobre la recuperación pospandémica y no hay una sola medida adoptada por este Ejecutivo que haya tenido el más mínimo efecto positivo.

La paciencia tiene un límite y la propaganda no es infalible. La luz ha subido. Miles de empresas han cerrado por culpa de la crisis energética. Inflación, paro, miseria... Cocinar a fuego lento es un lujo sólo al alcance de economías familiares muy potentes. "Cumplimos", afirma el presidente. Aquí se paga lo mismo por la luz que en 2018. Certificado por el "Eurostat" y con el sello de calidad "CSI Miami". ¿En serio?

Descontando la inflación, nada es lo que parece.

Temas

En España

    0
    comentarios